Ante la pandemia virósica instalada con el Covid-19 (Coronavirus) las medidas tomadas por el gobierno, hasta el momento, han sido necesarias para prevenir el desarrollo de una crisis mayúscula en nuestro país, pero al mismo tiempo resultan insuficientes para efectivamente cubrir las exigencias que esta situación amerita.
El requerimiento extendido de permanecer en las casas durante 15 días no exime a empresas y fábricas a obligar a los trabajadores a aglomerarse en sus puestos de trabajo, sobre todo a las actividades laborales que no tienen ninguna urgencia de funcionamiento durante este periodo de tiempo. Tampoco se prevé una salida para las miles de familias que viven de trabajos informales y para quienes quedarse en sus casas no es una opción.
La exposición de trabajadores de la salud en condiciones precarias
Los protocolos y medidas sanitarias, si bien se adecuan a los lineamientos generales de la Organización Mundial de la Salud (OMS), son incumplidos en los hechos. Los gremios de médicos y bioquímicos denunciaron la falta de infraestructura, insuficiencia de suministros, equipamientos adecuados y recursos humanos en la mayoría de los establecimientos de salud del país.
Los trabajadores de la salud pública se encuentran de manera permanente ante una alta exposición a la peligrosidad de contraer y propagar el virus en los hospitales. Los insumos de protección e infraestructura adecuada para ceñirse a los protocolos de seguridad son fundamentales para prevenir la propagación y hasta el momento no se ha garantizado.
Las diferencias entre los diversos países en los que afecta esta situación implica la implementación de medidas complementarias para amortiguar la situación desatada. Nuestro país se caracteriza por un nivel precario de la salud pública, la cual colapsó con la última epidemia del dengue que sigue golpeando, aunque con menor intensidad, y que, en el caso de sumarse una expansión incontrolada del coronavirus podría generar una tragedia a nivel sanitario.
En el país se cuenta con apenas 300 camas para terapia intensiva en el sector público, lo que representa un 50% de lo que exige la OMS atendiendo a la cantidad de habitantes. Si incluimos a IPS y el sector privado, llegamos solo a 700 camas.
Este déficit para la atención mínima de la población podría reventar en caso de que las medidas efectivas para mitigar el impacto que podría tener la expansión del virus no se apliquen de manera efectiva como hasta ahora ocurre.
Toda esta situación pone al desnudo también la falta de inversión suficiente y sostenida para investigación científica en el área de salud, vital para poder avanzar en términos de excelencia en el área de medicina y hacer que la salud pública sea de calidad para todos.
La especulación capitalista ante la crisis sanitaria
Las empresas que producen y comercializan insumos para prevención del contagio del virus (mascarillas, alcohol, guantes, etc.) han aprovechado para quintuplicar –como mínimo- los precios y lucrar con la crisis desatada.
Esta situación pone de manifiesto une vez más como el afán de ganancia de los capitalistas prima antes las necesidades más elementales de la población, sin que el gobierno haya tomado aún medidas eficaces para frenar la especulación lucrativa.
Falta de agua
En las últimas semanas la falta de agua en varios barrios de Asunción y ciudades aledañas fue denunciada por los pobladores. Este problema se constituye en otro drama con el que carga el pueblo trabajador a quien el Estado no garantiza un derecho humano básico como es el acceso al agua potable. Esto a su vez genera un problema sanitario elemental, más aún en los marcos de las prevenciones higiénicas que se estimulan se adopten a los efectos de prevenir la expansión del coronavirus.
El gobierno no plantea ninguna salida concreta ante el problema y el representante de la Essap (Chase) dice que la lluvia es lo único que puede recomponer los reservorios de agua para su distribución.
Ante tamaña contingencia el gobierno no atina a declarar estado de emergencia ante un drama que afecta a miles de familias trabajadoras que se ven en zozobra y, en consecuencia, destinar fondos para financiar de manera inmediata la infraestructura necesaria para garantizar el servicio y su distribución.
Mientras tanto las empresas aguateras aprovechan la indisponibilidad estatal para poder llenar sus bolsillos a costa del padecimiento de miles. El gobierno debe intervenir expropiando a estas empresas, si es necesario, para garantizar la provisión de agua hasta tanto garantice la infraestructura que permita el usufructo sin contratiempo alguno.
Las manifestaciones espontáneas realizadas han podido visibilizar la problemática, pero es necesaria una mayor organización para movilizarnos en torno a este y otros problemas que aquejan en los barrios populares del país.
Los efectos colaterales que acarrean las medidas
Trabajadores informales
La declaración de asueto durante quince días ha sido aplicada sin considerar cómo hacer frente a las necesidades de la inmensa mayoría de la población que vive del trabajo informal y que se ve privado de poder obtener ingresos básicos para la subsistencia cotidiana. Ante ello el gobierno debería otorgar subsidios y provisión de alimentos básicos así como insumos para cuidados e higiene.
Merienda escolar
Por otra parte, miles de niños y niñas quedan desprovistos de la merienda escolar, golpeando sobre todo a las familias de escasos recursos que prácticamente garantizan el alimento a sus hijos a través de este medio. El gobierno debe movilizar sus estructuras para garantizar el alimento básico para niñas y niños y establecer los mecanismos de distribución en las escuelas a ese solo efecto.
Régimen laboral diferenciado
Las medidas sanitarias solicitadas a cumplirse de manera rigurosa se complementan con la medida de aislamiento. Sin embargo, salvo los servicios imprescindibles y ramas de la producción necesarios en los marcos de la prevención del control y atenuación del virus, muchos trabajadores se ven obligados a aglomerarse, primero para utilizar el servicio de transporte público y luego en sus puestos laborales sin contar -en la mayoría de los casos- con las medidas de salubridad necesarias.
En consecuencia, los aislamientos que se pretenden son parciales. Por un lado, para los trabajos imprescindibles no se establece – salvo excepciones- una distribución en las cargas horarias apropiadas para evitar la exposición innecesaria de sus trabajadores y, por otro lado, las ramas productivas o de servicios prescindibles en los marcos de la emergencia sanitaria, no son obligadas al cierre de sus actividades.
Ningún mecanismo de control laboral
En la crisis que vivimos no pueden las patronales priorizar sus ganancias antes que la salud de los trabajadores. Son excepcionales los lugares de trabajo que cumplen con normas de salubridad en el país, no existiendo mecanismos de control adecuado desde el Ministerio del Trabajo, Empleo y Seguridad Social que en el año 2017 contaba con apenas 27 inspectores o supervisores para todo el país, es decir, ello representaba 0,2 por cada 10.000 trabajadores, a la fecha esta situación no ha cambiado.
Otras salidas transicionales
Muchas empresas como el sector gastronómico – que emplean a cientos de trabajadores – se ven obligadas al cese de su funcionamiento a raíz de la medida. Esto expone a que esos cientos no cobren por los días no trabajados como ya señaló un importante grupo patronal significando ello el no pago de los días que dure la medida o la pérdida del puestos en el peor de los casos.
El gobierno debería obligar a que las grandes patronales abran sus libros contables y distribuyan las ganancias que les reportaron el trabajo de sus empleados a los efectos de distribuir la plusvalía obtenida.
En los casos de las pequeñas empresas el gobierno debería tener una política de contención exonerando impuestos y servicios para que se garantice el pago de salarios y en caso de ser necesarios se otorguen subsidios para garantizar el empleo y la vida de los trabajadores.
Medidas generales de carácter económico
Si ante la amenaza que representa el coronavirus para la salud pública; todos lo que significa en término de inversiones para poder mantener hoy el control de la propagación del virus y eficientes cuidados en los hospitales; los subsidios y exoneraciones que debieran garantizarse para sostener los empleos formales e informales; si frente a todo esto, no es suficiente para que el gobierno deje de pagar la deuda externa fraudulenta, por lo menos que deje de pagar en el tiempo en que dure la pandemia y así garantizar todo lo expuesto.
La moratoria en el pago coadyuvará de manera significativa al problema que atravesamos y pondrá en primer lugar la integridad de la población antes que el lucro de los acreedores nacionales e internacionales.
La reflexión más general que miles de trabajadores debemos extraer es que situaciones como la que vivimos ponen de manifiesto cómo opera el sistema capitalista a nivel mundial; cómo priorizan primero sus ganancias antes que la vida de la población trabajadora que es la que sostiene el funcionamiento de la sociedad; que la salud -así como otros derechos humanos- tienen un carácter universal y no puede estar en manos privadas; que la solidaridad es una piedra angular sobre la que se sostienen los pueblos y no los intereses individuales; que la protección e integridad de las inmensas mayorías en el futuro dependerá que cambiemos de raíz el modelo social en que hoy subsistimos y, que en ese sentido, la consigna socialismo o barbarie sigue más vigente que nunca.
¡Inversión inmediata de recursos para garantizar infraestructura adecuada, insumos, y mayores recursos humanos en los hospitales!
¡Reducción de la jornada laboral y escalonamiento para completar las actividades en los lugares de trabajo imprescindibles!
¡Estricto cumplimiento de las disposiciones relacionadas a higiene y salubridad en todos los lugares de trabajo!
¡Exoneración de asistencia sin descuento salarial a todos los trabajadores que no presten servicios esenciales durante la cuarentena!
¡Subsidios para garantizar los empleos formales e informales¡
¡Exoneración de impuestos y servicios para los pequeños productores y comerciantes para garantizar salarios!
¡Moratoria del pago de la deuda externa mientras dure la pandemia para invertir en salud y mantenimiento de puestos de trabajo!