El 22 de febrero pasado, el Sr Joel Oviedo irrumpía un acto público del gobierno con una lacerante suplica por medicamentos para su hermano internado por COVID-19 “me siento impotente, la gente está muriendo en los pisos de los hospitales… mi hermano está muriendo y ya no tenemos dinero” Con la indiferencia característica de su clase el Presidente Abdo Benítez respondió ante el reclamo “yo no soy médico acá” y ante la indagación por la falta de medicamentos en el hospital dijo “moopio che aikuata” (cómo voy a saber yo). Este hecho puso a nivel del debate público la situación de los enfermos del COVID y de sus familiares.
Las redes sociales están minadas de actividades de todo tipo para recaudar fondos y solventar gastos para compra medicamentos esenciales para los pacientes internados, gastos que oscilan los 2 a 3 millones de Gs. por día, algunas familias con pacientes más graves se requieren de 40 a 50 millones.
Ante las manifestaciones realizadas por familiares desesperados ante la impotencia del descalabro del sistema de salud público, el 2 de marzo, el director del INERAM renuncia oralmente ante al ministro de salud, se provee de manera errática los fármacos y de manera insuficiente ante la creciente demanda.
El 3 de marzo enfermeras, médicos y el personal del INERAM salieron a las calles para manifestarse en solidaridad con las familias, denunciando la falta total de insumos para seguir atendiendo.
Ese mismo día en horas de la tarde representantes del Ministerio de Salud desmintieron la falta de insumos sino de coordinación (¿?) y que apelarán a compra directa en mayor cantidad, potestad que tuvieron ya al inicio de la pandemia.
Mientras tanto las familias acampadas frente al INERAM denuncian que deben comprar lo básico y que para ello gastan todo lo que tienen, se endeudan, empeñan o venden sus bienes, incluso “aquí hay mujeres que se prostituyen para conseguir los medicamentos”.
Las facturas de las compras dan cuenta también de la especulación amoral de las farmacéuticas que venden en ocasiones hasta 10 veces por encima del costo de mercado.
Estos hechos lamentablemente no son ajenos a nuestro cotidiano, el sistema de salud se ha caracterizado por la falta de infraestructura, insumos y medicamentos, un sistema que ha sido abandonado a su suerte por los sucesivos gobiernos.
La pandemia lleva la salud pública a niveles insoportables, hoy se puede confirmar que se muere no por la COVID, sino que por ser pobres, y por la criminal desidia, inoperancia, ineptitud y corrupción del gobierno de MAB que al inicio de la pandemia endeudó, a la presente y futuras generaciones por 2.000 mil millones de dólares que hasta ahora sirvió para el enriquecimiento de unos pocos mientras la deuda, la precariedad y la muerte es lo que alcanza a la clase trabajadora.
Las esperanzadoras vacunas aún no se avizoran para la población
Las vacunas que ayudarían estructuralmente al fin de la pandemia se convierten en una mercancía por demás preciada. El 5 de diciembre de 2020 se inició la vacunación contra el COVID 19, pero sólo en los países centrales, y desde esa fecha son 10 países los que han acaparado 75 % de la producción mundial de vacunas según datos de la ONU.
En nuestro país el plan era recibir un lote de dosis en la quincena de febrero, la sorpresa fue que sólo fueron 4000 dosis. Es decir para cubrir 2000 personas, lo que equivale al 3% de las y los trabajadores de blanco. Esta demás decir que es totalmente insuficiente, una burla al pueblo y a los trabajadores del blanco que están en la primera línea de combate arriesgando sus vidas. Si bien la vacunación iniciada coloca en las estadísticas a Paraguay entre los países que empezaron a vacunar, convengamos que eso no pasa de ser un mal chiste.
La única solución es la vacunación para todos. Empezando por los de la primera línea de combate y los sectores más vulnerables de la población trabajadora. Solo alcanzando un porcentaje del 70% o más de la población tota vacunada puede hablarse de un proceso de contención de la crisis sanitaria. Mientras las vacunas no llegan hay que exigir la nacionalización de los laboratorios y hospitales privados para garantizar camas y medicamentos.
Entre los países de la región nuestro país es el no tiene compromiso de entrega por fuera del mecanismo COVAX, que empezó a entregar las primeras dosis a Colombia, Perú y Bolivia. Paraguay no figura entre los países para esta primera entrega.
Hasta ahora las vacunas no son más que compromisos incumplidos, a decir de un proverbio japonés “la leña prometida no calienta la casa”.
Cómo superar la tragedia anunciada
La necesidad y la única esperanza radican en que las y los trabajadores tomemos en nuestras manos la superación de estos dolorosos acontecimientos.
Es hora que las organizaciones de la clase, centrales, sindicatos, organizaciones barriales y estudiantiles, y el pueblo en general salgamos de manera coordinada a reclamar y ejercer nuestro derecho a la salud y a la vida.
No se puede tolerar tanta ineptitud para bien común y tanta eficacia para llenarse los bolsillos con los bienes públicos.
No se puede tolerar más como un puñado de ricachones aumentan su fortuna especulando con los bienes necesarios para salvaguardar vidas.
No se puede tolerar más vidas que se truncan y se pierden sólo por el hecho de ser pobres.
Sigamos el camino de las trabajadoras y los trabajadores de la salud la luchar por la vida, desde sus puestos y en las calles.
¡Vacunas ya para todos y todas!
¡Estatización ya de todos los sanatorios y laboratorios privados!
¡Exigimos que el gobierno se vaya! ¡Por corrupto e inoperante!
¡Elecciones anticipadas ya!
¡Ni Marito ni la mafia cartista! Ambos ya demostraron que gobiernan solo para los ricos
¡Por un gobierno de los trabajadores y el pueblo!