Por Arístides Aresti

La presión ejercida por los sectores estudiantiles organizados, más las organizaciones solidarias que acompañan la lucha contra la criminalización de la protesta, ha sido fundamental para conseguir revocar la decisión de continuar aplicando sobre Vivian, Pedro y Luis la prisión preventiva en centros penitenciarios y pasar a guardar prisión domiciliaria.

Esta nueva situación procesal es efectivamente menos gravosa, aunque la privación de libertad en sí misma es no solo desproporcional, sino que no se halla ajustada a los parámetros normativos de las leyes burguesas expuestas en sus códigos, lo que conlleva que los aplicadores de la ley transgredan sus propios dispositivos tornando sus medidas absolutamente ilegales.

En consecuencia, la arbitrariedad de la medida comporta una injusta decisión en el marco de un proceso claramente instrumentalizado para estigmatizar a los jóvenes y a su vez lograr intimidar a la población que se ha movilizado exigiendo vacunas y medidas efectivas para hacer frente a la crisis sanitaria y socioeconómica al tiempo de denunciar la corrupción criminal del gobierno y la mafia cartista/llanista que lo sustenta.

Una primera batalla ganada en el marco de una guerra

Todo el proceso judicial está viciado, como no puede ser de otra manera en este tipo de casos donde la persecución política es la que motiva su puesta en marcha y desarrollo. La decisión política de procesar a los chicos se constituye entonces en una medida por acallar la protesta, pero sobre todo infligir al movimiento organizado golpes para debilitarlo en el marco de una crisis brutal para que no se ponga a la cabeza como dirección de las próximas luchas que brotarán de manera espontánea.

Obturar la irrupción del movimiento organizado es la tarea que se pone el gobierno con estos procesos, de allí la persecución inmisericorde a los jóvenes y la arbitrariedad con la que carga el proceso. En esta campaña no sólo actúa el gobierno, sino fundamentalmente el patrão mafioso Cartes que tiene a su cargo el Ministerio Público y sus marionetas en el Poder Judicial. Además cuenta con su conglomerado de medios que valiéndose de calumnias y tergiversaciones buscan embarullar a la población.

A pesar de toda esta campaña de intimidación pública y represión el pueblo trabajador no es tonto, la mayoría sabe perfectamente la injusticia del procesamiento de los chicos y la mentira que se bajan desde los medios cartistas. Es por todo esto que el rebaje en la medida cautelar contra los jóvenes debe ser tomada como una batalla victoriosa en el marco de una guerra que inicia y que necesitará de la más amplia solidaridad para sortear este escollo que se plantea como parte del arsenal burgués en el marco de la lucha de clases.

A organizar el kuerái que se sigue acumulando   

La crisis no solo sigue abierta, sino que se profundiza. La rabia ante el descalabro total del sistema de salud, la falta de vacunas, la desesperante crisis económica genera que se siga incubando mayor rabia por abajo, una bronca que espera mejores condiciones para volver a erupcionar quemando a su paso el pastizal que sigue seco.

Nuestra tarea debe ser lograr la mayor unidad de acción y movilizarnos contra este gobierno corrupto y criminal hasta tumbarlo y poner en perspectiva un programa de emergencia para acometer contra la crisis desde las distintas organizaciones populares, las estudiantiles, las de trabajadores del campo y la ciudad y todos los sectores que consideren que un futuro mejor es sólo posible a través de un programa socialista para salvar la vida de las mayorías de nuestro pueblo.