Se cierra un año especialmente duro para la clase trabajadora, un año que tuvo como hilo de continuidad la crisis sanitaria con el consecuente descalabro del sistema de salud, combinado con la lentitud del arribo de los inmunizantes en una primera etapa, estando hoy bajo la incertidumbre de los efectos de las nuevas cepas. Esta situación fue acompañada por el otro rasgo característico de este trance: la profundización de la crisis económica; expresada especialmente en la disparada inflacionaria, entre otros aspectos.

En este periodo que se cierra el pueblo trabajador ha dado muestra de al menos dos acciones de relevancia con características distintas, que si bien aún se reportan como débiles, son una señal optimista para avanzar hacia un cambio en la correlación de fuerzas en la lucha de clases, todo lo cual dependerá de la orientación de las direcciones que se pongan al frente.

A todo esto hay que agregar la incidencia que tuvieron las elecciones municipales como elemento distractor para la continuidad de las luchas, avecinándose otro nuevo año de preparación de dicho campo, ya para las generales del 2023. Por último, un desafío mayúsculo -por ser un tema estratégico a los intereses de la clase trabadora- es la renegociación del Anexo C de Itaipú, tema que aún no sale de los círculos de vanguardia.

Dos momentos de la irrupción de las masas

1) La chispa del marzo paraguayo

Podríamos decir que existieron dos momentos gravitantes en el año con diferentes signos:

El gobierno pasó un momento de mucha inestabilidad producto del desplome del sistema sanitario, los hechos de corrupción que seguían saltando a la luz, sumada a la incerteza vivida con la efectiva llegada de las vacunas en cantidades insuficientes, todo lo cual generó la reacción de la juventud trabajadora y sectores populares en el mes de marzo, lo que puso contra las cuerdas a Mario Abdo.

Las turbulencias se apaciguaron paulatinamente, operando para ello la represión y criminalización, los acuerdos de cúpulas en el congreso y la estabilización sanitaria con la llegada más sostenida de los inmunizantes. El gobierno logró acomodarse, pudiendo llevar adelante parte de sus planes que garantizan una mayor estabilidad a la rentabilidad de las inversiones financieras y de capitales, medidas que, como contracara, tienen a maltraer al pueblo trabajador.

Entonces, los primeros seis meses se caracterizaron por la escalada de contagios y muertes que se tornó incontrolada y desesperante, sumado a la quiebra de cientos de negocios de la pequeña burguesía, repercutiendo ello en la pérdida de miles de puestos de trabajo; todo lo cual supuso la reacción de parte del pueblo, con la juventud como vanguardia.

Si bien la irrupción en las calles de la juventud trabajadora –como sector sobresaliente- hizo tambalear al gobierno, por la desorganización del movimiento, su carácter espontáneo, la falta de una dirección política y la ausencia de las organizaciones de peso de la clase trabajadora -tanto del campo como de la ciudad- hizo que la tormenta levantada rápidamente fuera controlada. De todas maneras, ella fue suficiente para poner al borde de un nuevo juicio político a un gobierno débil, que como rehén de la mafia cartista debió ceder una vez más para sostenerse.

Un elemento central a destacar es que el marzo 2021 puso al movimiento en lucha frente a la principal estructura burguesa del país, el aparato del partido colorado. En ese sentido, fue sumamente progresivo la consigna #ANR NUNCA MÁS, más allá del carácter de vanguardia, y del estancamiento posterior de las manifestaciones.

2) Avance de los planes estratégicos del gobierno y una reacción tardía

Todo lo acontecido con posterioridad a marzo fue una envalentonada del gobierno en distintos aspectos, acompañado de lo más reaccionario de la burguesía nacional.

Recuperación aún relativa de la dinámica económica  

La coyuntura nacional pos marzo estuvo marcada -de manera más general- por las expresiones de la crisis socioeconómica pos covid, en especial lo que refiere al impacto económico, reflejado en la escalada inflacionaria, con tendencia al agravamiento.

Si bien Hacienda informa un aumento al cierre del año de la recaudación tributaria (15%) y un crecimiento macroeconómico (5%) son cifras que dan cuenta de una recuperación relativa. Esto es producto del efecto rebote de la economía, tras una caída del 0,6% en los momentos más duros de la pandemia. Incluso si comparamos las cifras del 2019, año en que aterrizó con fuerza los efectos de la recesión a nivel mundial, los números actuales no superan aún esos momentos de mayor angustia.

Por ello debemos hablar de una reactivación débil y desigual que apenas permea en las capas más bajas y que tiene como contracara la inflación que llega al orden del 7% (destacándose el alza de alimentos 15%; combustible 30%), lo que significa una magra por no decir nula mejoría por abajo.

En cuanto al déficit fiscal tampoco hay mucho que celebrar, en primer lugar no es gran mérito que la cifra estimada del 4%, se haya reducido al 3,8%; pero sobre todo porque la política tributaria seguirá atosigando a los de abajo y manteniendo el paraíso fiscal de verdaderas exenciones para el negocio agro-ganadero, bancos, maquilas, trasnacionales y grandes industrias.

En ese mismo marco de impunidad también están las constructoras y otras empresas de servicios que se embolsan millones en las grandes licitaciones (la patria contratista) y los subsidios a los empresarios del transporte público, verdaderos mafiosos y estafadores que parasitan el Estado.

El clima por abajo

En el ambiente se respiraba una combinación de cansancio, rabia e impotencia, un clima de pesadumbre producto de la convergencia de factores que se arrastra como consecuencia de los momentos más duros de la crisis sanitaria y que, actualmente, tiene como elemento principal el inicio del despliegue de los efectos de la crisis económica.

Sin embargo, esta situación de agudización del deterioro económico no abrió automáticamente un cambio en la dinámica del movimiento y, en consecuencia, en la correlación de fuerzas.

El gobierno llevó adelante la implementación de una serie de medidas que generó una primera  reacción de parte del movimiento de masas, fundamentalmente sectores campesinos e indígenas y algunos sectores de la clase trabajadora organizada (docentes y médicos).

En general, por abajo se continuó en una situación defensiva en todas las luchas, por lo cual estas adquirieron un carácter de resistencia, en cuyo marco se han infligido derrotas significativas, entre ellas:

  1. La aprobación de la Ley de consolidación económica;
  • Congelamiento salarial por 4 años.
  • Suspensión de pagos de bonificaciones y otros beneficios de los CCCT.
  • Suspensión de pagos de viáticos, combustibles etc.
  • El achicamiento de varios presupuestos para entidades estatales.

2. La sanción del proyecto de Ley Zavala/Riera. Una clara política de criminalización que eleva a 10 años el hecho punible de Invasión de inmueble Ajeno, pasando a ser desde ahora un crimen en la legislación penal;

3. El desconocimiento de acuerdos con docentes y médicos en el marco de la regulación presupuestaria para mejorar las condiciones salariales y compensación de horas de trabajo;

4. La orientación inicial del Ejecutivo para bajar la tarifa de Itaipú. Lo que significa dilapidar ante la burguesía paulista nuestra soberanía energética, cediendo a precio aún más vil nuestra energía.

Si bien ante la presión se tuvo que cambiar la postura inicial por la del mantenimiento del precio actual, finalmente dicha posición resultó ser meramente declarativa al aceptar -por imposición unilateral del Brasil- la fijación de una tarifa provisoria de Itaipú. En consecuencia, se baja el precio actual de la tarifa a partir de la coacción del gobierno del Brasil para condicionar un acuerdo en el sentido de la reducción definitiva de la tarifa, la cual ya se aplicará provisoriamente.

5. El gobierno no intervino de ninguna manera para atenuar la escalada inflacionaria con la consecuente subida de precios generalizados.

6. La indiferencia ante los avasallamientos brutales a través de desalojos ilegales a comunidades indígenas y campesinas.

7. La refinanciación de vencimientos de la deuda externa, cuyo monto total representa un 35 % del PIB. A mediados de septiembre Hacienda emitió nuevos bonos soberanos, es decir colocación de nuevas deudas por valor de US$ 487 millones, que tuvo como destino el financiamiento Presupuesto del 2021 y la recuperación de la serie de bonos soberanos que vencen en el 2023, por un total de US$ 339 millones. En otras palabras para el bicicleteo de la deuda. Esta operación fue hecha en el marco de la Ley de Administración de Pasivos.

La traición de las direcciones del movimiento  

Sindicalismo burocrático y al servicio de las patronales y el gobierno

La reacción anémica del movimiento de trabajadores obedeció, por un lado, en el área urbana, a la traición consuetudinaria de la mayoría de la burocracia sindical; algunos que operan como engranajes del propio aparato del partido colorado, otros que son traidores por migajas corporativas y/o privilegios que le reportan ciertos cupos en la repartija de fondos a través de programas de Sinafocal y el SNPP.

Por otro lado, el letargo del movimiento también se debe a la situación de debilidad de las organizaciones sanas que persisten en la lucha por la recuperación del movimiento sindical clasista y combativo

Entre los aparatos al servicio de la burguesía y los gobiernos de turno siempre se han distinguido la CPT, CGT, CNT, CESITP y la CUT. Sin embargo, la CUT-A ha mantenido distancia de la abierta traición y capitulación a los gobiernos, hasta el año pasado.

Son varios los hechos que dan cuenta de esta cambio en la línea de la CUT-A; ya el año pasado, en los hechos, abandonó la segunda movilización realizada en caravanas, y a fin del 2020 firmó un pronunciamiento con las demás centrales traidoras en la que manifestaba no sólo el acuerdo con el plan de reactivación económica del gobierno y todo lo que ello implicaba, sino también la satisfacción con la gestión de la Ministra del Trabajo, Carla Bacigalupo.

Por otra parte, ante el escándalo desatado por el fallo de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) con respecto los trabajadores de la marina mercante, a quienes se otorgó la acción de inconstitucionalidad que violenta groseramente el principio de reparto solidario de la caja del IPS, tanto la CUT-A, la CUT, la CPT y la CNT fueron a posar al lado del presidente del IPS (Bataglia) quien, ante la declaración de su entonces Asesor jurídico, Pedro Halley, que denunció el peligro que representaba el fallo para las previsionales, lo echó por “irresponsable y alarmista” desacreditando la declaración pública de éste.

Toda la burocracia sindical, según una publicación en Facebook de una página del IPS, salió a apoyar la decisión de la patronal del IPS, que también tildaba de falsa la denuncia de Halley sobre las más de 6000 empresas que hacían trabajar a sus empleados en condición de suspendidos durante los momentos más duros de la pandemia.

La reacción de asombro de las bases con relación a la posición de la CUT-A no se hizo esperar ante un hecho tan grave, y estando sus principales dirigentes mezclados con lo peor del sindicalismo del país en dichas fotografías. Estos negaron en principio que las tomas fotográficas se correspondan al día en que se discutía el tema de la previsional; negando a su vez simpatizar con lo declarado por Bataglia y que no tenían la posición que se los adosaba desde la red social señalada.

A pesar del cuestionamiento generalizado nunca sacaron un pronunciamiento repudiando la destitución de Halley o apoyando lo denunciado respecto al precedente nefasto del fallo de la CSJ como un peligro para el sistema previsional del país. Días después la página del IPS vuelve a sacar nuevas fotografías con los representantes sindicales de estas centrales, quienes ratificaban su apoyo a la gestión del presidente del IPS.

Por último, ante el estallido social de marzo la CUT-A no llamó a sus bases a movilizarse, ni éstas tuvieron el reflejo de reaccionar autónomamente. Cuando ya era cada vez más brutal la represión y las detenciones, sacaron un comunicado insulso, un saludo a la bandera, persistiendo en su política de no movilizar. La excusa infantil que dieron para no salir a luchar contra este gobierno corrupto y criminal es que no querían ser parte de una lucha que se daba entre las cúpulas políticas  y, en consecuencia, no querían ser utilizados.

Esta actitud traidora y deshonesta se explicaría por los eventuales acuerdos con el gobierno a los que llegó la CUT-A junto a una parte de la dirección su principal sindicato, el SITRANDE, para no cercenar la mayor parte de su contrato colectivo de condiciones de trabajo. Es decir, tuvieron una actitud corporativista en detrimento de los intereses generales de la clase trabajadora y la juventud que estaba en las calles luchando.

La cooptación de la CUT-A cerró la posibilidad de ensanchar las filas en las calles para una amplia unidad de acción, no sorprende la actitud de las demás centrales traidoras, pero sí el giro de la CUT-A en el último periodo.

Estas burocracias podridas han optado por la conciliación con el gobierno y la traición abierta para salvaguardar intereses corporativos mínimos. Estos hechos, que no son nuevos en la mayoría de las centrales, generan que el resto de la clase trabajadora no organizada no sólo no tenga la más mínima confianza hacia el conjunto del sindicalismo, sino un absoluto desprecio.

La descomposición de la mayoría de las organizaciones campesinas  

En el campo, la dispersión producto de la criminalización sistemática y el avance del gran capital agrario, sumado a la cooptación de ciertas dirigencias y la desconfianza entre las propias organizaciones campesinas por los antecedentes de traiciones de dirigentes vendidos como el cuestionado Jorge Galeano hizo que la reacción del movimiento tarde en ponerse en pie.

El movimiento campesino, salvando las distancias, sufre prácticamente los mismos problemas que el movimiento sindical: corrupción, burocratismo, sectarismo y oportunismo claudicante.

A todo lo expuesto hay que sumar que hasta ese momento la coyuntura estaba cruzada por el ambiente electoral municipal, generando la falsa expectativa de que ello produciría algún cambio, lo que terminó por dificultar aún más la posibilidad de articular luchas y ponerlas en pie.

Un cambio de aire a fin de año

Llegando al final del año, por el día internacional de los DDHH, más de diez mil campesinos llegaron a Asunción, quienes, juntos a organizaciones sociales y políticas marcharon exigiendo el cese a los atropellos a las ocupaciones indígenas y campesinas, poniendo en perspectiva una movilización mucho más grande para marzo del año que viene.

Esta reacción, si bien fue tardía, fue un bálsamo ante tantos golpes. Sin embargo, creemos que fue un error que la acción se haya llevado por la tarde, momento en el que el destaque político que se puede lograr es mucho menor. Pero más allá de este detalle, lo relevante es que esta reacción tenga continuidad en el marco de instalar un plan de luchas que articule a todo el movimiento y que lleve a una huelga general para acorralar al gobierno.

Necesitamos como el aire ese espacio catalizador de la rabia, del kuera´i de la gente, que ponga en perspectiva movilizaciones para derrotar los planes del gobierno.

Tema Itaipú

El principal factor de debilidad por abajo es la traición de una parte de la dirección del Sitrande, único gremio que podría motorizar una campaña más fuerte y galvanizar al conjunto de la clase trabajadora. Sin embargo, su dirección ha canjeado mantener algunas migajas en su CCCT con tal de no posicionar al gremio contra el gobierno de manera abierta y sistemática.

En este tema clave para la clase trabajadora en su conjunto, en donde la dirección del Sitrande tiene un doble discurso, por un lado, vociferan en contra de las medidas del gobierno, pero lo hacen prácticamente puertas adentro, ya que en los hechos no movieron un dedo por acompañar las movilizaciones que se impulsaron desde la campaña en curso.

A pesar de que existe esta crítica en la base, y por parte de ciertos referentes, lo cierto es que hasta ahora, el conjunto del sindicato está enmarcado en luchas internas producto de rupturas en la dirección por roces entre los burócratas de turno.

Habrá que ver si el año que se abre, la presión por abajo lleva a sus bases a movilizarse a pesar de la orientación de su dirección.

Lo que dejaron las municipales

Como un acontecimiento no menor en el marco no sólo de la disputa electoral concreta en juego, sino teniendo en cuenta este ejercicio como una previa que marca el escenario en el que se reordenan las fuerzas políticas burguesas y las alternativas por izquierda, no dejó demasiadas sorpresas por su resultado, pero sí por el desarrollo de las posiciones liberales y reformistas.

Más allá de que siempre en este campo se dispute con cartas marcadas, el resultado configuró un mapa con las delimitaciones de las fuerzas. Por un lado dejó un sin sabor al oficialismo por la aplastante victoria cartista en Asunción, aunque haya estado más equilibrado la repartición de municipios producto de la “concordia colorada” a nivel país entre ambos sectores, lo que le reportó la victoria de 112 candidaturas de 123 en disputa en la que se presentaban unidos.

Pero incluso, considerando los lugares en donde participaron de manera separada ambas facciones, la ANR  recuperó zonas en la que había sufrido derrotas anteriormente, alzándose en total con 160 municipio de los 261 en dispuesta, mejorando el periodo anterior en el que obtuvo 147 municipios.

La disputa de las facciones que tienen ahora como rostros visibles a Cartes y Velázquez no es indiferente, pues independientemente a que tras las elecciones se puedan o no recomponer en base a acuerdos de cúpulas, el arribo de uno u otro no representa lo mismo en términos de amenaza al régimen político.

Por otra parte, tampoco fue una sorpresa la victoria de Prieto en Ciudad del Este, o del PLRA en Cordillera y otros municipios importantes, como la alianza que se alzó nuevamente con la victoria en Encarnación. Esto debido fundamentalmente al marcado desgaste de la ANR en dichas ciudades.

Lo que resultó una sorpresa para el pragmatismo burgués con el que calculan sus proyecciones electorales  liberales y reformistas, fue el desdén del candidato del PLRA en Asunción hacia el Frente Guasú, así como la división del FG, principal fuerza electoral de la izquierda reformista. Otras candidaturas independientes no tuvieron mayor relevancia.

¿En el 2022 nos preparamos para las elecciones o para salir a luchar?

Días pasados se realizó en Asunción, en la Plaza de la Democracia, un encuentro denominado Ñemonguetá por una patria nueva, que básicamente es la preparación de la plataforma electoral del Frente Guasú, que además de los partidos con representación parlamentaria acercó a otras organizaciones que conforman dicho frente, así como a otros movimientos y partidos aliados o cercanos. El eje que cruzó el encuentro fueron los discursos electoralistas en el que se bajó la línea de la más amplia unidad para derrotar a la ANR, efectivizar la consigna #ANR NuncaMás.

Es decir, estamos ante un eventual refrito de la fórmula programática del 2008 para las presidenciales o la del 2015 para las municipales, momentos en que se efectivizó la salida de la ANR, con los desenlaces conocidos por todos de cómo terminaron esas experiencias de alianzas de clases con el PLRA.

La sorpresa de este último acto fue sin duda la incursión del Partido Paraguay Pyahurá (PPP), de orientación maoísta, que de un abstencionismo electoral sistemático y delirante, pasan a formar parte del tren electoralista del FG. En los hechos PPP le viene a dar un espaldarazo al FG que venía de una crisis importante expresada en su división durante las municipales.

El desgaste de PPP plantearía la necesidad de tener mayor peso en sectores urbanos y, para ello, verían como fundamental obtener representantes en el Congreso, más allá de que ello ahora conlleve tener que tragarse sapos y aguantar la incomodidad de estar pegados al lado de quienes ayer fustigaban. Se dice que del sectarismo al oportunismo hay una fina línea, estas son las consecuencias de bandear ambos extremos.

El balón de oxigeno que le reporta PPP al FG no sólo se da en términos de eventuales votos por lo que representa como organización mejor estructurada y con peso en el campo a través de su brazo gremial la FNC y lo que ésta pueda influenciar, sino fundamentalmente porque le coloca al FG en mejores condiciones para negociar con Efraín Alegre la chapa para una nueva alianza que embrete al resto de la oposición a subirse al carro del frente popular.

Todo aún es muy prematuro en términos de la configuración del escenario electoral, lo que debemos tener claro es que las elecciones no pueden anteponerse a la urgente tarea de reorganizar el movimiento para salir a luchar. Más adelante nosotros ajustaremos nuestra política electoral de conformidad a como se vaya delineando el escenario.

Lo cierto es que el pueblo trabajador necesita este 2022 encontrar un espacio para volver a tomar aire y recomponer fuerzas, y a partir de allí avanzar hacia movilizaciones que levanten las reivindicaciones  más sentidas hasta tirar a este gobierno corrupto y criminal.