El 2023 ha sido uno de los años de mayores turbulencias políticas, impensados y cuestionados resultados electorales, el arribo al gobierno del sector más siniestro y conservador de la ANR, la continuidad de fricciones entre los sectores que componen la burguesía nacional y una reacción del pueblo trabajador sobre la última etapa del año ante uno de los planes centrales del gobierno neoliberal de Santiago Peña.


Queremos detenernos en tres aspectos que nos parecen de suma relevancia, y algunos subpuntos complementarios, sin que en estos se agoten los elementos para un análisis más exhaustivo. Entonces, el material se detiene a analizar los siguientes hechos: 1) El resultado de las elecciones y sus consecuencias; 2) El carácter del gobierno y su desarrollo; y, 3) La situación del movimiento de trabajadores, sus acciones y las perspectivas de la lucha de clases para el 2024.


1) El resultado de las elecciones y sus consecuencias


La primera descripción realizada al inicio se ha reflejado con las disputas electorales, previas al inicio del presente año, sobre todo las disputas entre las dos principales facciones coloradas que hasta hoy persisten, aunque de manera mucho más mitigadas.


Aquellos cruces entre las principales fuerzas de la burguesía nacional concentradas en la ANR, las cuales estaban acompañadas en aquel momento por las declaraciones de la embajada norteamericana y los escándalos que con estas se desataron, lo que atizó aún más la guerra interna y de ello tomaron partido los grandes grupos económicos dueños de los medios de comunicación y otros sectores del empresariado. A partir de aquel escenario se pensó que la ANR tendría un camino cuesta arriba para volver a ganar y más aún el cartismo.


En la medida que se acercaban las elecciones el optimismo de desplazar por segunda vez en 70 años a los colorados empezó a desvanecerse por los desaciertos de la oposición de derecha y el desbarranco político de la “izquierda”. Estos últimos, en la estrechez de su horizonte político/programático y del cual se desprende su lógica electoralista como centro de disputa, se encolumnaron detrás de liberales de distintos talantes en torno a un programa marcadamente de derecha.


Alrededor de este escenario el resultado de las elecciones aparentemente no supuso una sorpresa, sin embargo, fue totalmente inesperada la abultada diferencia con la que ganó Santiago Peña.


1.1. Cruzada Nacional una gran elección de una estafa política


En ese mismo escenario, si bien tampoco se puede afirmar que el resultado obtenido por el Partido Cruzada Nacional fuera una sorpresa considerando el ascenso en el que venía esta organización capitaneada por Paraguayo Cubas. Sin embargo, hoy día, de los 9 legisladores electos, solo 4 siguen en ese partido (2 de 5 en senadores y 2 de 4 en diputados), el resto se vendió al cartismo.


Esto último confirma lo que siempre hemos dicho, que este partido populista de centro derecha, producto del culto a la personalidad de un delirante como Payo Cubas, solo puede atraer a su seno –mayormente- a las personas más atrasadas en su conciencia, impresionadas por la “osadía e irreverencia” sin contenido serio de su líder, con un vaciamiento político programático que torna insustancial esta alternativa a la que apostó gran parte del pueblo.


De la conjugación de un programa populista y la mediocridad política emergieron sus candidatos de los más diverso, quienes expresan -en su mayoría- la decadencia moral y política reflejada en las rupturas vergonzosas que han ocurrido en su seno.


De todos los legisladores electos de este partido, hay que hacer la diferenciación por su actuar, tanto de la senadora Yolanda Paredes como del senador José Oviedo, quienes hasta ahora son los que tienen mayor reflejo institucionalista y buscan acompañar las causas más sentidas del pueblo, haciendo parte del bloque de la oposición, aunque sin despuntar por tener claridad de la complejidad de los problemas estructurales del país.


1.2. El ocaso de la izquierda reformista


El otro hecho a destacar es la casi desaparición de la izquierda reformista en el congreso, lo que se da merecidamente por su divorcio con la lucha del movimiento de masas y sus nefastas alianzas con personajes escombros de derecha como Euclides Acevedo y Efraín Alegre.


La desmoralización de este sector de la izquierda ha sido tan profunda debido a que su adaptación al régimen liberal es tan estrecha que las elecciones son todo lo que pueden disputar en el marco de su programa político de democratizar y humanizar el sistema capitalista.
El rebaje programático de estos sectores de izquierda es cada vez más vergonzoso que ni siquiera puede hablarse que subsistan en este bloque sectores socialdemócratas, como los que existieran a lo largo del siglo XX, los que aquí abundan están tan descompuestos que el término socialismo ni siquiera lo plantean en los días de fiesta, a lo sumo ejes democráticos liberales con culpa social.


Su abandono del terreno vivo de la lucha de clases hace que no exista ninguna vinculación de sus principales figuras con las luchas en curso. En sus cuarteles de invierno seguirán en la búsqueda de algún nuevo sector burgués progresivo que los recoja y cobije para la próxima aventura electoral.

2) El carácter del gobierno y su desarrollo

2.1 ¿Qué tipo de gobierno enfrentamos?


Nuestra caracterización durante las elecciones fue que de ganar el cartismo con Peña a la cabeza nos enfrentaríamos nuevamente a un gobierno de similares características al de Horacio Cartes, aunque con diferencias por el desgaste sufrido, pero manteniendo la orientación política del avasallamiento y el desconocimiento de derechos y garantías para el pueblo trabajador. En ese sentido, nos enfrentamos a un gobierno ultra liberal y reaccionario, más débil que el de Cartes, pero que pretende emular los mismos rasgos autoritarios y planes ultraliberales.


Planteábamos en nuestros análisis que como régimen político expresaría sin dudas un retroceso al degradar profundamente las instituciones republicanas de la democracia liberal que vivimos y, en ese sentido, a la luz de los hechos, el diagnostico se cumple en toda la regla.


Lo arriba mencionado se ve reflejado, por ejemplo, en la designación ilegal de la ex Ministra Alicia Pucheta como nueva representante del Poder Ejecutivo ante el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados (JEM) y el Consejo de la Magistratura (CM); instituciones cooptadas por el cartismo, desde los cuales se designan operadores del sistema de justicia serviles a este sector y se persigue y desplaza a quienes no se alineen o actúen en contra de los intereses de la mafia cartista. La mencionada es una de las tantas medidas que viene adoptando el gobierno en el marco del tono autoritario de sus proyectos.


En lo económico seguirá la misma línea de los distintos gobiernos que se suceden en el país, en ese sentido, se da una continuación de un gobierno lacayo al imperialismo y sus recetas, pero en un escenario contradictorio; porque si bien se registra una recuperación de las tasas de ganancias de los principales sectores burgueses del país, ello ocurre en el marco de un atosigamiento financiero del Estado por el nivel de endeudamiento externo y por el mantenimiento de una política fiscal que exprime a la clase trabajadora y exceptúa a los grandes sectores del capital.


Al regreso de Horacio Cartes con la victoria de su marioneta política, Santiago Peña, acompaña una configuración mayoritaria en ambas cámaras del congreso -lo que le permite tener ambas instituciones bajo su pulgar- y por ende al Estado, prácticamente como un todo, al servicio de sus intereses.

¿En qué circunstancias gobierna Santiago Peña?


En principio, el cartismo tiene las condiciones objetivas para gobernar a sus anchas de acuerdo a sus planes antipopulares con los que se seguirá descargando la crisis del sistema capitalista sobre los hombros de la clase trabajadora. Sin embargo, lo que hemos registrado es el gran coste político a nivel de imagen que le está significando avanzar con sus medidas en el marco de un rápido y creciente descredito.


Lo arriba descripto se da por la continuidad de las disputas interburguesas, expresadas en los ataques que unos y otros sectores desarrollan desde sus medios fustigando al gobierno y, al mismo tiempo, estimulando a la población contra la mayoría de sus planes y medidas. Ese hueco que da la prensa empresarial a reivindicaciones de los trabajadores, ajustados a sus intereses, permite ese resquicio de visibilidad y en consecuencia de extensión de las agitaciones y propaganda que se desarrolla para explicar el carácter de los planes gubernamentales.


En el marco de los sectores que hacen al status quo, se sumó también la Iglesia Católica como un sector crítico al tratamiento dado a la superintendencia de jubilaciones y pensiones y por las prácticas de nepotismo que salieron a la luz. La iglesia sigue siendo una voz de mucho peso en la población y estos posicionamientos –con sus consabidas limitaciones- conllevan un mayor calado de espíritu crítico en el pueblo trabajador.


Por otro lado, lo más importante, la reacción que se dio en la última etapa del año de la clase trabajadora organizada en el Frente Sindical y Social (FSS), que, de potenciarse, podría significar salir del largo letargo y volver a enfrentar con mayor combatividad a este gobierno neoliberal.


En consecuencia, tenemos a un gobierno que busca aún afirmarse, más débil que el de Cartes, pero no por ello habrá que subestimarlo considerando las ligazones con el sector más fuerte de la burguesía nacional y por más que del horizonte no se desvanezca completamente el fantasma del imperialismo norteamericano sobre Cartes. Pero, sobre todo, porque más allá de los cuestionamientos y antipopularidad que se granjea, consigue llevar hasta ahora, al ritmo que la realidad le permite, sus planes y medidas.


Esta realidad contradictoria, propia de la lucha de clases, permite que ninguna situación pueda mantenerse estable por mucho tiempo. Esto se enmarca en la propia crisis del sistema capitalista a nivel mundial, donde la polarización de la lucha depende de que la ruptura de equilibrios momentáneos implique que nuevas circunstancias pongan al rojo vivo la lucha y se establezca una nueva correlación de fuerzas.


Podemos afirmar que estamos en un interregno gris, un momento transitorio entre una etapa de intento de recomposición de las organizaciones de la clase trabajadora que puede avanzar a condición de que irrumpa con fuerza acompañada de otros sectores claves del pueblo trabajador como el campesinado, es la única alternativa para salir de la situación de reflujo del movimiento.


2.2 Ante la topadora cartistas en el congreso la consigna que levantamos es la de unir todas las luchas contra el gobierno cartista de Peña.


Los primeros 100 días del gobierno Peña se precipitaba como una topadora que arrasaría a nivel legislativo sin mayores inconvenientes y que recrudecería las represiones contra el pueblo trabajador sin ningún tipo de reparo.

Lo primero se dio, pero no sin resistencia, sobre todo en la última parte del año, pues se vio frenado al punto de arrastra serios problemas para avanzar con la velocidad que quisiera respecto a uno de los proyectos claves como el de la superintendencia de jubilaciones y pensiones.

Los contratiempos que tuvo tampoco significan que se encuentre empantanado, pero por la rápida serie de cuestionamientos en lo que va de este periodo se generó un desgaste importante de la imagen del gobierno y todo aparenta que seguirá con esta misma tendencia.

En cuanto a las represiones, hasta hoy no se han registrado en demasía, producto de la falta aún de reacciones enérgicas y generalizadas; las que pueden destacarse son aquellas sufridas por los paseros en puente remanso o a los trabajadores que habiendo ganado concursos de ingresos en Itaipú fueron desvinculados y reprimidos frente a Mburuvicha  róga o los trabajadores brutalmente reprimidos durante las manifestaciones contra la superintendencia con más de 30 detenidos del SITRANDE posteriormente liberados gracias a la fuerza de la movilización.

Lo mismo puede decirse en las comunidades indígenas y campesinas, donde a pesar de continuar los desalojos ilegales y arbitrarios no existe tampoco un salto significativo, aunque sí se mantiene la invisibilización de estos sucesos ilegales al servicio del capital agrario.

2.3. Varios sucesos desgastaron profundamente al gobierno


Son varios los hechos en este primer periodo que explican la ralentización de las medidas claves para este gobierno, que van desde el bombardeo mediático a raíz de errores por su marcado populismo de derecha y por las reacciones de ciertos sectores, en ese sentido enumeramos algunas: 1) La torpeza de intentar dejar de lado el financiamiento de la UE en materia educativa; 2) Las internas entre las facciones coloradas por la composición del Consejo de Itaipú, a lo que se suma el cuestionamiento por el tratamiento entreguista respecto al Anexo C; 3) El conflicto con el gobierno argentino en torno al peaje de la Hidrovía; 4) El escándalo por la supuesta vinculación de Cartes con el asesinato del Fiscal Pecci; 5) Las desvinculaciones en la binacional de quienes ingresaron por concurso; 6) Los ocupantes vip de Remansito, 7) La crisis penitenciaria que sigue en curso aunque, a pesar del desenlace trágico, terminó siendo favorable a la imagen del gobierno los últimos episodios; 8) El escandaloso pedido de aumento salarial para los parlamentarios; 9) Las fricciones internas en Honor Colorado entre Bachi y Ovelar; 10) Las luchas en las calles que hicieron tambalear al gobierno en torno a la Ley de Superintendencia de Jubilaciones y Pensiones; 11) Los groseros hechos de nepotismo que salieran a la luz, ente otros.

Como consecuencia de los errores que debilitaron rápidamente al gobierno se comenzó a comentar en diversos círculos la posibilidad de conformación de un núcleo más ligado al presidente Peña que plantearía cierta independencia del cartismo. Esto se dio a partir de las diferencias surgidas en la explicación del bochornoso planteamiento del aumento de sueldos a parlamentarios, donde el presidente denunció la extorsión a la que fue sometido por parte de parlamentarios cartistas.

Fueron tormentas que el gobierno sorteó no sin preocupación y sobre saltos, pero, de continuar pueden agravarse considerablemente y debilitar aún más. Estas grietas sin dudas serían favorables a la clase trabajadora que tras la activación nuevamente del Frente Sindical y Social (FSS) y la formidable lucha que se dio en pocos días de organización generan la gran expectativa de poder salir de un ya prolongado letargo.

De todos los hechos relacionados a los proyectos estratégicos del gobierno, sin dudas el que mayores dolores de cabeza le significó lograr su cometido fue el de la Superintendencia de Jubilaciones y Pensiones.

Para marzo del 2024 el gobierno tiene previsto avanza con el proyecto de reforma del servicio civil, un plan destinado a pauperizar aún más las condiciones laborales de los trabajadores del Estado. Será un desafío para los trabajadores aprestarse a salir a luchar ante la amenaza que supone este nuevo ataque que se ultima.

3) La situación del movimiento de trabajadores, sus acciones y las perspectivas de la lucha de clases para el 2024.



La lucha contra el proyecto de superintendencia arrojó un resultado contradictorio, más allá de la evidente derrota en el congreso. Sin embargo, no puede ser este el único elemento para el análisis y aislarlo de todo lo conseguido.

Mirar solo el desenlace respecto a la sanción y promulgación de la Ley como lo único relevante es caer en la superficialidad y la reflexión derrotista; como diría Trotsky «Quien se arrodilla ante el hecho consumado es incapaz de enfrentar el porvenir» y de lo que se trata es de hacer un análisis global y ver que existen muchos más elementos positivos para entender que estamos ante un incipiente reverdecimiento de las organizaciones de la clase trabajadora, cuyo avance dependerá de la madurez política de su dirigencia que debe exceder del mero sindicalismo chato y sin perspectiva de lucha política.

Esa gran esperanza que tenemos es la reactivación del Frente Sindical y Social (FSS) a condición de que esta se potencie y así revertir lo acontecido con organización y lucha. De esto último, la dirección del SITRANDE tiene una enorme responsabilidad por ser el bastión de la clase obrera en nuestro país con capacidad de galvanizar al resto de las organizaciones para impulsar los procesos de lucha.

La reacción en tan pocos días de un montón de organizaciones para hacer tambalear al gobierno con su aplanadora en el congreso no es un hecho menor, y esto se expresó no sólo en los cambios que introdujeron al proyecto ante la presión, sino incluso los números que no les cerraban hasta último momento. A tal punto llegó la influencia del FSS que significó en distintos niveles e intensidades la agrupación en el interior del país de distintas organizaciones para llevar adelante piquetes, cortes de ruta, escraches y movilizaciones; todo lo cual refleja lo cualitativo de este espacio de unidad de acción.

Acabar con la burocracia sindical corrupta y traidora


La traición histórica de la mayoría de las centrales obreras (CUT, CUT-A, CPT, CGT, CNT, CESITP) puso a esas direcciones vendidas en una ida sin retorno. Estas centrales no son más que la extensión de los intereses de las patronales y de los gobiernos capitalistas dentro del movimiento obrero para traicionarlo una y otra vez. Son el cáncer dentro de nuestra clase y debemos extirparlos de una buena vez.
Muchos de los sindicatos que conforman la base de estas centrales están profundamente decepcionados y en abierta ruptura de hecho con estos aparatos. Esto último abre un montón de interrogantes sobre cuál debería ser el mejor camino para avanzar hacia la convergencia en un mismo espacio de los sindicatos más combativos y coherentes que están en esta encrucijada y caminar a pasos firmes hacia una mayor independencia política.


En ese sentido, consideramos que la Confederación de la Clase Trabajadora (CCT) por su historia, por sus posicionamientos clasistas y combativos, se constituye en una alternativa para caminar hacia un sindicalismo revolucionario.

A seguir luchando por una salida obrera y socialista

A pesar de que éste gobierno sea la expresión del sector de la burguesía nacional más ligada a la mafia, posea una mayoría aplastante en el Congreso y haya avanzado con parte importante de sus planes estratégicos; tampoco deja de ser cierto que las luchas impulsadas por el Frente Sindical y Social lo ha desgastado y su proyección de desarrollo para el próximo año, y repetimos, a condición de la claridad política de la dirigencia, puede derrotar al gobierno con una enorme huelga general que debe ser trabajada.


Desde el Partido de los Trabajadores seguiremos acompañando de manera cotidiana las luchas, en la primera línea, y colocando nuestro programa obrero, revolucionario, socialista y por ende internacionalista para una salida de fondo a toda la barbarie que genera el sistema capitalista en nuestro país y a nivel mundial.

  1. Izquierda reformista. Se denomina a los sectores de izquierda que tiene como eje programático y de acción política la aplicación de sucesivas reformas en el sistema capitalista para así avanzar, pacíficamente hacia una sociedad socialista. El marxismo Leninista-Trotskista considera esta concepción como funcional al propio sistema capitalista, el cual no puede ser transformado sino por la acción directa de las masas trabajadoras movilizadas bajo la dirección de un partido revolucionario, contra los dueños de los medios de producción social y del sistema financiero para expropiarlos y mantener aquellos medios bajo control de los trabajadores y así instalar un gobierno obrero, revolucionario y socialista.