El Partido de los Trabajadores se suma a la demanda presentada por la Plenaria de Centrales Sindicales referente al pedido de un reajuste de 600.000 Gs. del Salario Mínimo, tanto para los trabajadores del sector privado como para el público,  así como la exigencia del control de precios de la canasta familiar y la elaboración de una nueva política salarial con participación de los genuinos representantes de los trabajadores.

El valor adquisitivo del salario de los trabajadores ha caído en un 30% aproximadamente en el lapso de los últimos 20 años. Esto quiere decir que 20 años atrás los trabajadores teníamos un ingreso significativamente mayor a lo que se percibe en la actualidad. Esto a su vez, significa que los trabajadores tuvimos que “ajustarnos los cinturones” cada vez más y además, que nuestro nivel de vida se fue deteriorando; constituyéndose esto en una de las causas del aumento de la tasa de pobreza.

Con el reajuste del gasoil, y en consecuencia la suba del precio del pasaje del transporte público, se ha producido una nueva estampida de los precios de la canasta familiar. Esta situación nunca se ve fielmente reflejada en los cálculos del BCP, sin embargo los trabajadores y los sectores más necesitados sentimos directamente en nuestros bolsillos como nos afectan los incrementos de precios cuando vamos a realizar nuestras compras.

Si bien es cierto, el mecanismo para los reajustes salariales establecido en la ley vigente tiene un carácter progresivo con respecto al mecanismo anterior, pues establece la posibilidad de una movilidad más factible (ya que prevé el reajuste anual automático de acuerdo a la inflación) pero es insuficiente, pues la entrada en vigencia de dicha ley no ha contemplado la necesaria actualización del valor adquisitivo del salario profundamente deteriorado en los últimos años.

El funcionamiento del sistema vigente para el tratamiento salarial sigue sobre la base de mecanismos obsoletos, como lo es la composición de los productos que son contemplados para el estudio del IPC[1] que en la realidad no reflejan lo que representa la canasta familiar básica de una familia tipo de la clase trabajadora paraguaya. Por otro lado el rol del BCP, encargado de determinar el IPC, genera una profunda desconfianza  pues al mismo tiempo es la institución responsable de la regulación monetaria, lo que crea una colisión de intereses.

En síntesis, es urgente un reajuste en el orden de los 30% para equilibrar la caída del valor adquisitivo de los salarios. Por otro lado el actual gobierno debe contemplar la elaboración de una nueva política salarial, no con los pseudodirigentes sindicales que actúan como tembiguay de los gobiernos de turno, sino con aquellos genuinos representantes obreros,  lo que implicará abordar una nueva conformación de las instituciones encargadas de velar por la estabilidad, equidad y equilibrio del valor salarial.

Se requerirá además abordar colateralmente otros aspectos de carácter estructural como la necesaria reforma fiscal orientada a que, los que más ganan en este país sean los que más paguen impuestos y no como sucede en la actualidad en donde el mayor peso de la carga fiscal recae sobre los hombros de los trabajadores y los sectores más necesitados.

Desde el PT apoyamos la lucha de los trabajadores e instamos a movilizarnos para exigir al gobierno el necesario reajuste salarial.

 

[1] Índice de precios al consumidor.