El embate entre la marcha nazista y la contramarcha de izquierda que ocurrió en la ciudad de Charlottesville (EEUU) el 12 de agosto llamó la atención de todo el mundo. El motivo de que la extrema derecha llamara una manifestación que reunió a cerca de 500 personas de varias partes del país, algunos salieron de Canadá, fue el anuncio del retiro de una estatua de un general confederado del Sur que luchó para que continuase la esclavitud en los Estados Unidos.
Por: Gleison Santos, Macaé, Rio de Janeiro – 19/8/2017
Muchas personas están asustadas con el renacimiento de la ultraderecha, sin embargo, el episodio en Charlottesville parece más una reacción de un animal acorralado por las demostraciones de fuerza de los movimientos de izquierda dentro de los EEUU, como vimos en las protestas contra Donald Trump, en la marcha de las mujeres del 8 de marzo, y en el movimiento Black Lives Matter, todos ellos con decenas y hasta centenas de veces mayor que la principal demostración de fuerza de los nazistas en los últimos veinte años en Estados Unidos.
Después de 2015, sesenta símbolos de los sudistas fueron retirados o renombrados. Ciudades como Jaksonville, Dallas y Baltimore, entre muchas otras, anunciaron que retirarán nuevos monumentos confederados. En Carolina del Norte, el 14 de agosto, populares no esperaron al gobierno y ellos mismos con una cuerda derribaron una estatua confederada, y decenas de ciudades norteamericanas, el mismo 12 de agosto, organizaron actos para dejar marcado que no tolerarán nazistas.
El miércoles 16, millares de personas se reunieron en Charlottesville para participar de un gran protesta en homenaje a Heather Heyer, joven asesinada por un supremacista blanco que atropelló a decenas de manifestantes de izquierda el día 12.
Un hecho simbólico de todo este proceso es el comportamiento de uno de los líderes de la ultraderecha del “Unite the Right”, Chris Cantwell, que en el video grabado para la Vice News afirmó que el asesinato de Heather y el atropellamiento de decenas fue totalmente justificado; sin embargo, luego de la reacción de la izquierda, subió un video patético llorando, afirmando que nunca estimuló la violencia y que estaba siendo amenazado de muerte.
Los grupos antifascistas que se proponen el enfrentamiento físico para aplastar a los fascistas ampliaron bastante su influencia en el último período en las tierras del Tío Sam. De acuerdo con James Anderson, del grupo antifascista “It’s Going Down”, el acceso al site de su movimiento pasó de 300 visitas diarias en 2015 a 15.000 actualmente y, luego de los episodios de Charlottesville, el twitter del grupo ganó 2.000 nuevos seguidores.
La ultraderecha no es la opción de los americanos
Lo que existe en los EEUU es una polarización social cada día más intensa debido al crecimiento de la miseria, incluso hasta entre los blancos. El sueño americano de crecimiento por el trabajo acabó y el capitalismo no consigue ni siquiera resolver las contradicciones que crea en el principal país que se beneficia de él. Los enfrentamientos entre la izquierda y la derecha solo se ampliarán en el próximo período.
Trump, que recibió durante las elecciones apoyo de estos grupos nazistas, fue electo por menos de 25% de los electores y ganó la disputa, a pesar de haber tenido centenas de miles de votos menos que su oponente, debido al sistema electoral americano. Una investigación realizada esta semana muestra que apenas 34% de los americanos apoya a Trump.
Por no condenar claramente la violencia de la ultraderecha, Trump perdió incluso hasta el apoyo de los mayores empresarios americanos. Enseguida después del 12 de agosto, ocho grandes ejecutivos salieron del Consejo de Manufactura y del Foro de Políticas y Estrategia.
Frente a la desbandada, Trump desdeñó en su twitter: “Para cada CEO que abandone el Consejo de Manufactura, yo tengo varios para asumir su lugar”. Si embargo, un día después tuiteó nuevamente: “En lugar de presionar a los empresarios del Consejo de Manufactura y del Foro de Estrategia y Política, estoy terminando con ambos. ¡Gracias a todos!”, una clara derrota de uno de los presidentes americanos más odiados de la historia.
Los neonazistas deben ser aplastados
A pesar de que los neonazistas aún no son una fuerza de gran importancia, la tarea inmediata de los movimientos sociales americanos es organizar su autodefensa para aplastar el fascismo en su nacimiento, sin dejar ninguna chance para que se desarrolle. No podemos permitir que ocurran nuevos actos de la extrema derecha.
Las lecciones de Charlottesville para el Brasil
En primer lugar, los luchadores de la izquierda brasileña precisan prepararse para esta polarización social que existe también aquí. Los sindicatos, movimientos y partidos de izquierda precisan organizar desde ya sus formas de autodefensa, tanto para enfrentar los ataques del Estado como los de la ultraderecha.
En segundo lugar, precisamos acabar con las centenas de absurdos homenajes que existen en el Brasil a los dictadores, esclavocratas, asesinos de indígenas y otros. En el Brasil hay 974 espacios públicos que hacen referencia a la dictadura militar, incluso a la fecha del golpe del 31 de marzo (nombre de 156 espacios públicos) y a Costa e Silva, dictador militar responsable por el temido Acto Institucional número 5, que nombra 237 espacios públicos, incluso el puente Rio-Niterói.
Por fin, precisamos construir urgentemente en el Brasil una alternativa socialista contrapuesta a Dória, Lula y Bolsonaro. Una alternativa de los trabajadores no para las elecciones, como quiere el PSOL. Al final las elecciones no cambian nada.
Precisamos de una opción revolucionaria que esté a la altura de la tarea de destruir el capitalismo, aplastar a los neonazistas que surjan, y construir el socialismo a partir de la organización de los trabajadores y del pueblo pobre en cada barrio, lugar de trabajo y de estudio, para que de hecho aquellos que siempre fueron engañados y explotados puedan mandar directamente en los rumbos del Brasil.
Traducción: Natalia Estrada.
Fuente: https://litci.org/es/menu/mundo/norteamerica/estados-unidos/esta-ocurriendo-los-estados-unidos-grito-desesperado-la-ultraderecha/