Partido de los Trabajadores, 30 años de lucha y coherencia.
De alejados lugares del interior del país, de los barrios pobres, de fábricas, de lugares de trabajo y de universidades, un 19 de marzo del 1989, iban llegando a Asunción, las compañeras y compañeros -en general jóvenes- para fundar el Partido de los Trabajadores.
Todos militantes y activistas en diferentes frentes: en sindicatos y corrientes sindicales, en comisiones vecinales, en un Centro de Estudiantes, entre los sin tierra o en las asociaciones campesinas, y todos, sin excepción en franco y audaz lucha contra la tenebrosa y totalitaria dictadura estronista.
En los años anteriores al 1989, el PT fue incubándose con la clara idea de que el capitalismo sólo trae en sus manos la barbarie para la humanidad y por lo tanto para las grandes mayorías de nuestro pueblo, y que es un sistema mundial que opera como totalidad y que se impone en beneficio de una minoría por el poder del Estado. Entonces el objetivo, como partido político, es acabar con ese Estado, creado a imagen y semejanza de la burguesía con la finalidad de promover y defender los intereses de la clase propietaria y dominante.
Es decir, fue incubándose con la clara idea de que hay que construir una organización política de la clase trabajadora del campo y la ciudad que sea socialista, revolucionaria e internacionalista y en este sentido nació haciendo parte de la Liga Internacional de Trabajadores con el proyecto de reconstruir una Internacional.
El PT nació en oposición a la socialdemocracia ya convertida en testaferro del capitalismo, y que a nivel de nuestro país ya tenía a varias organizaciones en su matriz.
Al mismo tiempo se desarrolló en oposición al estalinismo que había abandonado el marxismo en una degeneración burocrática aunque operara bajo el nombre de partido comunista y que, como corriente, se hallaba restaurando el capitalismo en sus respectivos estados y ya había oprimido por años a sus respectivas clases obreras.
El PT, en su largo derrotero, ha sido implacable con la burguesía y sus distintos partidos, así como con las dirigencias burocráticas y vendidas que desde el “campo del pueblo trabajador” y de sus coordenadas políticas, estrategias y acciones, les hacían el favor a los ricos, a los grandes propietarios y sus partidos.
Esta posición firme nos ha valido toda clase de calificativos: sectarios, radicales, divisionistas, etc. Sin embargo, no ha habido UNIDAD de ACCION que no hayamos alentado, propiciado o integrado.
En efecto, nos hemos sobrepuesto a nuestras posiciones críticas a los fines de la acción común con otros sectores de la clase, sin que eso implique cambiar de estrategias ni dejar de combatir francamente a los partidos que llevan al movimiento por el camino muerto de la conciliación, del voluntarismo infértil o las novedades antimarxistas de cambiar la sociedad sin tomar el poder.
Al tiempo de la férrea oposición a los gobiernos burgueses, hemos estado solos desde la izquierda, lamentablemente, en la oposición al gobierno de conciliación de clases del camaleónico Lugo que se tragó a casi toda la izquierda convirtiéndola en sirvientes maltratados, humillados y corrompidos en muchos casos
No exageramos, si afirmamos que si tuviéramos que volver a nacer, dejaríamos de cometer tal o cual error, pero seguiríamos las mismas coordenadas estratégicas sustentados en nuestros principios que no son otros que los del marxismo revolucionario.
No hay atajos hacia la revolución socialista. Si no, basta con observar los ejemplos siguientes: el PMAS que con su febril eclecticismo implosionó y explotó, no quedando nada de aquel núcleo juvenil que intentaba ser socialista. O miren a Convergencia que fue cooptada por completo por la democracia burguesa y rumiada por el luguismo amorfo, haciendo de limpiador de sus frecuentes secreciones reaccionarias y antipopulares. O al PCP que salió corroído por la división y la adaptación a la democracia burguesa luego de su incursión luguista desenfrenada.
Hace 30 años dimos nacimiento del PT y es como si fuera ayer por la frescura de nuestras convicciones socialistas y revolucionarias, así como por el ardor de nuestra confianza en la clase trabajadora y los diferentes sectores del pueblo.
Simplemente nos sentimos orgullosos del camino andado con el pueblo trabajador, sus diferentes sectores, sus organizaciones y luchas.
Es momento de sacudirse de rutinas y seguir curtiendo el camino de la revolución socialista que, sin duda alguna, es más necesaria y urgente que nunca.
Un recuerdo especial a nuestros mártires y a los que ya no están y cuyos nombres siguen con nosotros y a quiénes recordamos con admiración.
Salud a todos y todas los/as camaradas que hoy siguen construyendo el PT.
Viva el Partido de los Trabajadores del Paraguay.