Como ya es de público conocimiento, en el Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE) se encuentran vacantes los cargos de los ex miembros Wapenka y Ramírez Zambonini. En el Consejo de la Magistratura (CM), donde se deben conformar las ternas de las que se seleccionarán a los reemplazantes de los dos mencionados, el sector cartista conformado por Bogarín, Torres Kirmser y Ruffinelli desarrolló una maniobra a los efectos de confeccionar las ternas a la medida del requerimiento del cartismo.

En un primer momento, en el marco de las evaluaciones en la modalidad “entrevistas”, el sector cartista bajó adrede los puntajes de los candidatos de la oposición, quienes fueron los mejores puntuados en los exámenes generales para ocupar los cargos.

Luego de que saltara a la luz este escándalo, que conllevó incluso actos de protesta y represión, se eligieron finalmente las dos ternas incluyendo ya a los mejores puntuados, pero también en una de ellas figura el Abg. Gustavo López Benítez a quien se otorgó más puntos por ser docente y así poder alcanzar el mínimo para figurar en una de las ternas. Este sería el elemento del cartismo favorecido para poder ser uno de los electos.

La gravedad del hecho

Esta maniobra burda, además de inconstitucional, es un golpe a las propias instituciones republicanas que configuran la “democracia” burguesa. El hecho es sumamente grave, porque con la artimaña se busca cooptar espacios claves y así encaminar peones cartistas en los puestos vacantes y así facilitar poder fraguar los próximos comicios.

Si bien ahora el Senado tiene 30 días para admitir o rechazar la terna, la oposición tiene la postura de que se rechacen éstas. En primer lugar, porque a los dos mejores puntuados –Camacho (FG) y Rossel (PLRA)- se los puso en la misma terna para que se elimine automáticamente a uno de ellos, ya que no pueden ser electos dos de la misma terna. Y, en segundo lugar, porque justamente, López Benítez, con el último puntaje entre los 6, fue colocado en la segunda terna de forma tal a que su elección sea menos polémica al ser eventualmente designado entre los candidatos con los puntajes más bajos.

Este hecho cruza toda la coyuntura nacional por su trascendencia para las elecciones del año que viene y pone al rojo vivo la pulseada que existe para frenar el avasallamiento de la maquinaria mafiosa de Cartes.

La falsedad de la democracia burguesa

Las elecciones en este modelo liberal “democrático” siempre se desarrollan con cartas marcadas, en el sentido de que las condiciones impuestas por la burguesía nacional están regladas para mantener sus intereses intactos.

Esto se da tanto a través de la legislación que comporta un carácter restrictivo y proscriptivo, como de facto por la financiación que ésta requiere para inundar los canales masivos de difusión (medios de prensa, redes sociales, etc.) como los demás medios materiales para sostener una campaña electoral. La combinación de ambos requisitos excluye en los hechos la visibilidad de cualquier propuesta alternativa que nazca de las organizaciones populares.

Es así que el teatro de la “democracia” burguesa o liberal solo termina favoreciendo a la misma clase social que impone las reglas, los capitalistas o burgueses. Sin embargo, una maniobra tan grosera como la arriba descripta no puede resultar indiferente a las organizaciones revolucionarias y deben señalarse que este tipo de atropellos a las reglas básicas impuestas por el propio régimen liberal conllevan, de dejar pasarse, un socavamiento y retroceso general en cuanto a libertades mínimas que permiten ciertas garantías para los trabajadores, más allá que sean siempre limitadas.

Al mismo tiempo, este hecho demuestra la relatividad de las instituciones republicanas, pues su maniobrabilidad está supeditada a los intereses de los sectores de la clase capitalistas que en momentos de crisis, tensión y pugnas inter clase las manipulan de acuerdo a sus intereses.  En consecuencia, salta a la vista la falsedad de la democracia liberal, al estar supeditado al antojo de los factores de poder que rigen un Estado capitalista y no conforme a un supuesto “interés general”.

Los trabajadores debemos sacudirnos y abrir los ojos

Entonces, ante esta grosera maniobra del sector burgués más reaccionario (Cartismo) no nos podemos quedar callados. La clase trabajadora debe abrir los ojos y darse cuenta que bajo un Estado capitalista pueden darse este tipo de escaramuzas entre los distintos sectores burgueses (Añeteté, Honor Colorado, etc.), y que en determinados momentos puede conllevar un retroceso peligroso hacia un modelo autoritario o dictatorial, sin que por ello se ponga en cuestionamiento los intereses de clase del grueso de la burguesía.

Nosotros defendemos las libertades democráticas en la medida que estas resultan útiles a la organización de la clase obrera y nos permite avanzar con mayor margen de maniobra ante la censura y la represión.

En un Estado capitalista, sea bajo el modelo más democrático de los sistemas liberales, hasta los más restringidos (dictaduras), siempre somos los trabajadores los que terminamos perdiendo, por ello es necesario una salida con independencia de clase en la búsqueda de una revolución obrera y socialista para derrotar a la burguesía e instaurar nuestro gobierno, de acuerdo a nuestros intereses como clase trabajadora.