El estallido que empezó el viernes continuó el resto del fin de semana con movilizaciones en el micro centro de Asunción.

El sábado se rodeó el Congreso, pasando frente al Panteón de los Héroes y se terminó frente al local del Partido Colorado (ANR),  donde resonó un grito de guerra: ¡ANR NUNCA MÁS! Siendo ya casi la media noche, un sector más reducido llegó hasta las inmediaciones de Mburuvicha Róga para continuar la protesta y, tras enfrentamientos con la policía, ocho personas fueron detenidas.

El día domingo, en un menor número que los días anteriores, la concentración de manifestantes se dio en inmediaciones de Mburuvicha Róga y posteriormente se trasladó a la mansión del mafioso ex presidente Horacio Cartes. Nuevamente la presencia mayoritaria fue de diversos sectores de la juventud.

Las movilizaciones, además de crecer en número, no solo apuntan al actual gobierno, sino al conjunto del establishment político. No por casualidad, uno de cánticos más coreados fue: ¡Que se vayan todos, que no quede ni uno solo! Las masas perciben la intención del cartismo de montarse sobre esta lucha justa, usurpándola para que los cambios en el Ejecutivo se realicen con piezas de su entorno. Por eso, los manifestantes adoptaron la consigna ¡Ni Marito, Ni Cartes!

Los primeros caídos del Ejecutivo

La reacción del presidente ante la mayúscula crisis que tiene por delante fue la de sacar a tres miembros más de su gabinete: Eduardo Petta (Ministro de Educación), Juan Carlos Villamayor (Jefe de Gabinete) y Nilda Romero (Ministra de la Mujer), como si con estos cambios cosméticos se pueda calmar la rabia por abajo. El día anterior habían caído Mazzoleni, figura que hace unos meses gozaba de cierta credibilidad, pero que pasó a encarnar la política criminal del gabinete.

En su mensaje a la nación, Abdo, luego de días de guardar silencio, intentó hacer pasar la situación que se vive como una crisis que golpea a todos los países por igual y que él afrontará abriéndose al diálogo y haciendo los recambios necesarios para generar calma. En síntesis, una autocritica extemporánea y vacía de contenido. La crisis de su gobierno, que sacrificó a cuatro ministros sin conseguir nada con ello, es dramática y visible para todo el país. Sin embargo, esta respuesta desesperada y las movidas realizadas por el ejecutivo representan ya un triunfo importante de la movilización popular.

Los cambios de Marito no alcanzan para salvar la situación que ha movilizado a miles y que tiene la simpatía en la mayoría del pueblo trabajador. El gobierno está una vez más contra las cuerdas, profundamente débil, es hora de darle golpe de gracia y tirarlo a la cuneta junto a todo el resto de los inservibles partidos capitalistas.

¡Vacunas ya para todos y todas!

La política del gobierno ha sido hasta ahora “sálvese quien pueda, pero que la economía siga en marcha”, aunque esto signifique que miles mueran de manera dramática en los hospitales colapsados.

Familias enteras se han endeudado y han perdido lo poco que tienen para hacer un intento desesperado de proveer aquello que corresponde al Estado: medicamentos e insumos básicos (pero muy costosos) para sus parientes internados.

Las farmacéuticas, los laboratorios y sanatorios privados aprovechan esta situación para seguir lucrando, mientras quienes no pueden pagar son abandonados a su suerte.

Si los insumos básicos y medicamentos son vitales para atender a los internados, y la exigencia de los mismos es fundamental, no debemos perder de vista que la única salida efectiva para controlar la pandemia es la vacunación en masa de la población. Sin esta medida, ni siquiera una inversión doblada y redoblada podrá dar abasto al crecimiento exponencial de contagios y casos graves. La lucha contra el Covid-19, ahora, pasa porque el gobierno adquiera vacunas suficientes para cubrir 70% o más de la población total.

A las primeras cuatro mil dosis de vacunas se sumaron otras veinte mil enviadas como donación por parte del gobierno chileno. Eso es insignificante. Considerando que se necesitan dos dosis por individuo, esto inmunizaría a 12.000 personas. Esto no es una campaña de combate al Covid-19, es una farsa, un intento risible de marketing político.

Estas cantidades miserables que se reciben, sea a través de compras o en carácter de donación, es una tomadura de pelo después de habernos endeudado por más de 2.000 millones de dólares en 2020. Con razón vemos muchos carteles preguntando: ¿Dónde está el dinero de los préstamos? No puede haber dudas de que, como toda la deuda interna y externa, esos recursos no fueron utilizados para aliviar las penurias de nuestro pueblo, sino para el enriquecimiento obsceno de la gavilla de Marito-ANR y de los banqueros internacionales.

Insistimos: ante el descalabro del sistema de salud público la única solución es la vacunación masiva. Esta debe iniciar por la primera línea de combate al virus y a los sectores más vulnerables de la población trabajadora.

Solo alcanzando un porcentaje del 70% o más de la población total vacunada puede hablarse de un proceso de contención de la crisis sanitaria. Debemos debatir y asumir, para esto, la bandera de la ruptura de las patentes de todas las vacunas contra el Covid-19. Es perverso que algo de lo que depende la vida de millones de personas esté en manos de pocas empresas farmacéuticas, a las que no les importa la vida de nadie sino el lucro. Si se rompen las patentes, sería posible producir en escala inimaginable el inmunizante.

Por eso: ¡Ruptura de las patentes de las vacunas contra el Covid-19! ¡Nacionalización de los laboratorios nacionales y extranjeros! En nuestro país, hay que estatizar todos los hospitales privados para garantizar camas y demás medicamentos, centralizando esos recursos en un plan nacional de combate a la pandemia bajo control democrático de organizaciones de la clase trabajadora. El lucro no puede estar por encima de la vida.

La tarea inmediata

El desafío para las organizaciones políticas, sindicales y populares es continuar movilizadas acompañando el hartazgo generalizado de la clase trabajadora hasta lograr la caída del gobierno.

En ese marco, tenemos que discutir un programa de emergencia ante la crisis sanitaria y socioeconómica. El PT propone discutir democráticamente la preparación de una huelga general para hacerla efectiva.

Por otra parte, debemos articular un gran espacio de unidad de acción desde donde sumar a más y más organizaciones para tener mayor peso en cuanto a las exigencias que se desprende del programa de emergencia y colocar el método de la movilización permanente como la herramienta de nuestra clase para seguir presionando, recobrando fuerzas y organizando al conjunto rumbo a un gobierno obrero, campesino y popular.

Desde el PT llamamos a todas las organizaciones de la clase trabajadora a seguir movilizadas y empezar a construir un espacio que canalice el kuerái de nuestro pueblo y ponga en perspectiva las tareas que respondan a los intereses más sentido del pueblo trabajador.

¡Abajo el gobierno de Mario Abdo Benítez!

¡Movilización permanente de todas las organizaciones del pueblo trabajador hasta que caiga el gobierno!

¡Rechazo al Cartismo, al Llanismo y a todas las opciones capitalistas!

¡Vacunas ya para todos y todas!

¡Estatización ya de todos los sanatorios y laboratorios privados!