El eslogan de campaña a la presidencia de Santiago Peña, «vamos a estar mejor», la gente lo toma como una burla. A nadie le caben dudas a esta altura sobre quiénes están mejor y bajo qué prácticas, mientras la población trabajadora hace malabares para llegar a fin de mes.
Por otra parte, a nadie le cabe duda de que Peña es una marioneta del expresidente Horacio Cartes y su primer anillo; de hecho, Peña ni siquiera disimula a esta altura su abyecto sometimiento. Es Cartes quien hace y deshace los lineamientos políticos sobre los que transita el gobierno, de conformidad con los intereses de una de las facciones de la burguesía paraguaya, sin dudas la más siniestra, que no escatima esfuerzos para retacear los pocos derechos y garantías que mantiene la escuálida democracia liberal.
Una disputa interburguesa aguda
La política proempresarial del gobierno, ligada a la mafia, avanza presurosa en sellar grandes negociados a través del tráfico de influencias. En esta carrera se busca desplazar a otros sectores burgueses en el marco de monopolizar el mercado y lavar dinero.
Estos enfrentamientos no son solo comerciales, sino también políticos. La rivalidad del Grupo Cartes vs. Zuccolillo es sin duda la más nítida, donde las tapas de sus medios ofician de voceros de sus intereses. Pero también están los Vierci, Zapag, Harrison, Petengil y otros representantes de la gran burguesía nacional, quienes motorizan las facciones de los principales partidos tradicionales y otros espacios políticos representantes del capital.
Este embate interburgués representa la mayor confrontación que tiene el gobierno y, al mismo tiempo, el mayor obstáculo para avanzar con mayor prisa en la consolidación de sus negocios. El cartismo, a pesar de su mayoría, no ha podido doblegar a las demás fuerzas dentro de la propia ANR y, en consecuencia, cristalizar un bloque político incontestable.
A nivel internacional, un país que pasa desapercibido
El gobierno de Peña, como no puede ser de otra manera, camina arrodillado frente al imperialismo norteamericano, sirviendo de soporte político al genocidio perpetrado por el gobierno sionista de Israel contra el heroico pueblo palestino; no dice una palabra sobre la política arancelaria de Trump y acompaña todas las medidas norteamericanas en el marco de la polarización de la lucha de clases a nivel mundial.
A pesar de su entreguismo y sumisión y en el marco de todos los viajes que realizó Peña para ofrecer el país para el «usen y abusen», a ejemplo de su mentor Cartes, no ha reportado mayores inversiones. Lo que se traduce en un fracaso en materia de obtener un mayor equilibrio de la balanza comercial.
Entreguismo de la soberanía y avance del autoritarismo.
En materia de la renegociación del Anexo C y la exigencia a Milei del pago de la deuda argentina en Yacyretá, Peña muestra ser un pusilánime al servicio de la entrega de la soberanía energética, proyectando con sus tentativas de acuerdos un enorme perjuicio para el desarrollo del país y un costo alto en materia del servicio eléctrico para la población.
Toda esta orientación de saqueo neoliberal se combina con el avance del autoritarismo, expresado en la forma en la que funcionan instituciones como el Congreso Nacional, donde la topadora cartista legisla a su antojo, al servicio de un retroceso peligroso en materia de libertades y derechos democráticos.
Los grandes negocios del cartismo en la era Peña
Como en gobiernos anteriores, uno de los sectores que parasita el cartismo es el Instituto de Previsión Social (IPS), no solo para los negocios de las tercerizaciones y todo lo que implica el negociado con el capital farmacéutico, sino también con la banca privada, en especial la ligada al cartismo como UENO Bank, el cual ha pegado un salto meteórico en la colocación de bonos, CDA y otros negocios financieros a costa del dinero de los trabajadores y jubilados de la previsional, aunque este negocio es del conjunto de los usureros del sistema financiero que luego convierten esos depósitos en créditos para ofrecer.
Pero además, las garras financieras de la mafia cartista parasitan el dinero estatal a través de otras maniobras; el propio Ministerio de Economía y Finanzas señala que tanto BASA como UENO Bank acaparan en conjunto los fondos en dólares de los entes públicos tanto para CDA como depósitos a la vista.
En materia de licitaciones millonarias para adquisición de equipos de espionaje, se aprestan para el manotazo empresas como Itti Saeca, del grupo económico ligado al presidente Santiago Peña, el Grupo Vázquez y sus empresas Ueno Holding y Ueno bank; también se encuentra la firma Technoma, ligada a la primera empresa y beneficiada durante este gobierno. Otra empresa beneficiada por Peña fue Tecnología, Seguridad y Vigilancia del Paraguay SRL (TSV), firma con antecedentes por colusión, conflictos de intereses y denuncias en provisiones de equipos de seguridad al Estado.
El pueblo trabajador sobrevive a la crisis
La deuda externa del país orilla el 41 % del PIB; la tasa de inflación anual ascendió al 4% en julio de 2025; en el primer cuatrimestre del año, los precios de frutas y verduras se incrementaron 27,9 %, el precio de la carne vacuna en abril pegó un salto del 12 % en comparación con marzo de este año y sigue en aumento al igual que sus sustitutos, mientras que nuestros salarios se evaporan. En otras palabras, el salario promedio de la población trabajadora es absorbido por alimentos que el país debería producir a bajo costo para satisfacer la demanda interna sin mayores sobresaltos, pero el gran capital agrario y ganadero está al servicio de la exportación, es decir, del lucro de la burguesía ligada al rubro.
Con una depreciación cercana al 8 %, el guaraní se ubica en el tercer lugar de las monedas con mayor pérdida de valor frente al dólar en la región. La devaluación de la moneda es una situación crónica en nuestro país. Esta situación encarece las importaciones porque permite comprar menos bienes extranjeros y en una economía dependiente como la nuestra, ello encarece el conjunto de los productos y servicios.
Los problemas relacionados a vivienda continúan; el déficit habitacional cuantitativo y cualitativo afecta a miles de familias en el país mientras el gobierno promueve planes de subsidio para paliar un problema estructural ligado a la situación de pobreza en general.
En materia de transporte para la población, es un calvario las reguladas como el precio subsidiado que tienen los empresarios del transporte, quienes se llenan los bolsillos ofreciendo un servicio pésimo de manera cotidiana.
En materia de salud, la situación se sigue agravando; basta ver las denuncias de médicos del IPS y Salud Pública para entender las condiciones precarias en las que trabajan y el impacto que tiene en la población que vive haciendo polladas para cubrir tratamientos, medicamentos e insumos. Existe una crisis sanitaria en el país hace bastante que se expresa en el desplome del propio sistema para garantizar servicios básicos.
En materia de educación no solo continúan los problemas edilicios y la falta de docentes, sino que también salen a la luz los escándalos y negociados en el marco del plan Hambre cero como, por ejemplo, la estafa que representa la tercerización de los trabajadores, los alimentos en mal estado que se proveen o en lugares donde no se garantiza la alimentación por la provisión insuficiente.
La Justicia, la violencia de género y la inacción política
El nivel de desprestigio de la Justicia, cooptada por el crimen organizado y la corrupción, se suma a esta crisis. Su operatividad está al servicio de la impunidad. Cientos de familias campesinas y comunidades indígenas son arrasadas por desalojos ilegales perpetrados por grupos armados ligados a la mafia y al poder político que ostenta el cartismo con la venia de la Fiscalía, la Policía y el Poder Judicial.
A esta situación de saqueo económico y retroceso democrático, se suma un grave flagelo social: la violencia de género, que se manifiesta en la alarmante cifra de feminicidios. Solo hasta agosto de 2025, se han registrado 14 feminicidios, un número que refleja la ineficacia de las políticas gubernamentales para erradicar este problema.
La situación se agrava por el rechazo sistemático de gran parte del Congreso a la Educación Sexual Integral (ESI). Al negar esta herramienta clave de prevención, el gobierno y los legisladores demuestran que las soluciones que proponen son meramente paliativas, dejando de lado un enfoque estructural que podría romper el ciclo de violencia que, en su forma más extrema, sigue cobrando la vida de mujeres paraguayas.
La oposición y reformista
La oposición política, tanto de derecha como la izquierda reformista, no solo resulta impotente para frenar la avanzada antidemocrática en el Congreso, sino que también carece de la capacidad de articular movilizaciones contra la política del gobierno en las calles.
Toda la lógica de la oposición de derecha a izquierda pasa por las alianzas coyunturales para las elecciones futuras, sin significar una alternativa real de lucha para los intereses del pueblo trabajador. Las organizaciones de izquierda en general no están al servicio de las luchas, sino de la pelea por la cuotita de poder que le pueda representar un curul en el Congreso.
El nivel de adaptación al sistema es tan desvergonzado que ni en sus discursos uno podrá encontrar algo que tenga que ver con una perspectiva siquiera clasista, mucho menos en sus programas edulcorados. Los representantes de la izquierda reformista no son más que liberales con culpa social.
La salida es con la clase obrera organizada peleando por una alternativa revolucionaria
En el marco de la situación de crisis del sistema capitalista a nivel mundial, con una polarización creciente en la lucha de clases, el avance de la ultraderecha y sus políticas reaccionarias en todo sentido; la más importante tarea es la organización de los distintos sectores de la clase trabajadora para pelear en las calles por nuestros intereses a partir de un programa radical.
Pero para avanzar hacia una salida radical es necesario la discusión de un programa revolucionario que dé salida a los acuciantes problemas que vivimos, avanzar hacia la independencia política de las y los trabajadores, pelear por un gobierno nuestro, que ponga la economía al servicio de las necesidades del pueblo trabajador, la pelea por un futuro socialista. Sin esta perspectiva lo único que nos deparará el futuro será un mundo de mayor barbarie y sometimiento.