“El documento político más destructivo del siglo XX para el Medio Oriente”. Con esas palabras, Walid Khalili, miembro del Instituto de Estudios Palestinos, describió el documento que pasó a ser conocido posteriormente como Declaración Balfour. Ese documento, que garantizaba el apoyo británico a la creación de un lar nacional para el pueblo judío, decía lo siguiente:

Tengo el gran placer de dirigir a V. Sa., en nombre del gobierno de Su Majestad, la siguiente declaración de simpatía a las aspiraciones sionistas, declaración sometida al gabinete y por él aprobada:

El gobierno de Su Majestad encara favorablemente el establecimiento, en Palestina, de un Lar Nacional para el Pueblo Judío, y empleará todos sus esfuerzos en el sentido de facilitar la realización de este objetivo, entendiéndose claramente que nada se hará que pueda atentar contra los derechos civiles y religiosos de las colectividades no judaicas existentes en Palestina, ni contra los derechos y el estatuto político de que gozan los judíos en cualquier otro país.

Por: Gabriel Huland

La declaración era parte de una carta datada el día 2 de noviembre y enviada por el Secretario de Asuntos Exteriores del Reino Unido, Arthur Balfour, a Lord Rothschild, banquero y dirigente de la comunidad judía británica (Wikipedia).

En las últimas semanas, un gran número de eventos se sucedieron en Gran Bretaña y en Israel para conmemorar el centenario de uno de los documentos más polémicos de la historia reciente. Su importancia va mucho más allá de su corta extensión, y sus consecuencias para el mundo árabe pueden ser sentidas hasta hoy. Seguramente, la historia habría tomado caminos muy distintos sin el apoyo británico a las aspiraciones coloniales de los dirigentes sionistas de crear un Estado en Palestina al margen del pueblo que por siglos habitaba aquellas tierras ancestrales.

Theresa May, primer ministro del Reino Unido, declaró recientemente que “celebraría con orgullo” la Declaración, la creación del Estado de Israel y las buenas relaciones con el Estado judío. Representantes del Partido Laborista también participaron del evento especial en Londres para conmemorar la fecha, del cual participó también el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu.

La Campaña de Solidaridad Palestina organizó una manifestación el 4 de noviembre –de la cual participaron más de 10.000 personas– para denunciar el papel de Gran Bretaña al apoyar el movimiento sionista y también para exigir justicia y derechos iguales para los palestinos.

La Declaración Balfour y la Primera Guerra Mundial

1917 fue un año muy tumultuoso. Exactamente el 7 de noviembre, cuando la declaración fue publicada en la prensa, se daba la segunda Revolución Rusa [en ese año, ndt], bajo la dirección de los Soviets y del Partido Bolchevique, cambiando toda la dinámica de la Primera Guerra Mundial en curso.

Una de las razones de que los bolcheviques hubiesen conseguido la mayoría en los Soviets (los consejos populares surgidos en la revolución de febrero) fue la promesa de sacar al país de aquella guerra que estaba acabando con la vida de centenas de millares de soldados rusos enviados a la muerte en los frentes para luchar contra Alemania. Los bolcheviques firmarían, como realmente hicieron, un tratado de paz con Alemania. El gobierno ruso anterior, liderado por el menchevique Alexander Kerensky, había fallado en cumplir esa promesa tan deseada por amplios segmentos de la población y por esta razón enfrentaba una creciente impopularidad entre las masas rusas.

La perspectiva de que Rusia saliera de la guerra era muy asustadora para el Imperio Británico, que ya estaba teniendo que lidiar con batallas muy complicadas contra los otomanos en el Oriente Medio, entre otras. Lord Balfour calculaba que la demostración de apoyo al proyecto sionista podría hacer a la comunidad judía rusa presionar al gobierno para mantenerse en la guerra.

No obstante, los británicos tenían que resolver antes una contradicción. Como dijimos antes, la Entente estaba teniendo problemas para derrotar al Imperio Otomano en el Oriente Medio y la única posibilidad de conseguirlo era con el apoyo de los árabes, que estaban luchando en gran medida contra su voluntad en las filas otomanas. Para obtener el apoyo de los árabes, los británicos dieron inicio a una operación de hacer acuerdos y promesas a dirigentes árabes para que ellos los apoyasen a cambio de poder formar, después de guerra, Estados nacionales en la región.

El carácter antisemita de la Declaración Balfour

La declaración firmada por Lord Balfour y sancionada después por otros miembros del gobierno, como Winston Churchill y Lloyd George, contenía también un profundo antisemitismo. Insinuaba que los judíos deberían ser “convencidos” a abandonar sus países y asentarse muy lejos de varios países donde ellos comenzaban a transformarse en un problema.

En algunos países como Rusia, Alemania y Francia, los judíos eran parte de la clase trabajadora y enfrentaban condiciones de vida muy difíciles. La discriminación y los preconceptos contra ellos estaban siendo utilizados como mecanismos para sobreexplotarlos y marginarlos como sector social. Una excelente manera de resolver ese “problema” eran mandándolos lejos, evitando así su aproximación a ideas socialistas y revolucionarias. Esa era en parte la intención de la dirección sionista, entre ellos la de Lord Rothschild.

La creación del Estado de Israel y la ocupación de Palestina

Cuando el movimiento sionista finalmente creó el Estado de Israel en 1948, a través de la expulsión de aproximadamente 800.000 mujeres, hombres y niños palestinos, cerca de un tercio de la población que vivía en Palestina era judía. La inmigración de judíos a Palestina y su adquisición de tierras y otras propiedades solo fue posible por la complacencia del Mandato Británico.

De hecho, cuando los británicos finalmente abandonaron Palestina, el movimiento sionista, bajo la incuestionable dirección de Ben Gurion, ya estaba informado de la operación y pronto para activar la llamada “Operación Dalet”, el plan desarrollado por los sionistas para crear el Estado de Israel a la fuerza, mediante de la expulsión de poblaciones enteras, del asesinato en masa de palestinos/as y de la destrucción completa de aldeas y ciudades.

La complicidad del Mandato Británico con la ocupación de Palestina no puede ser ignorada y debe ser vista como uno de los actos más vergonzosos de la historia reciente. Aún tiene profundos impactos en la actual situación de Palestina. Israel y todas las prácticas que son intrínsecas a su modus operandi tal vez no existirían sin la corta carta escrita por Lord Balfour hace cien años. En lugar de celebrar la fecha, el gobierno británico debería reconocer a Palestina como un Estado legítimo y condenar a Israel por los innumerables crímenes cometidos diariamente contra el pueblo palestino.

Declaración Balfour, imagen tomada de http://www.resumenmediooriente.org/

Traducción: Natalia Estrada.