Los finales de año suelen ser intensos en nuestro país, y este no viene siendo la excepción. El gobierno jugado a avanzar con su plan, tal como prometió en EE.UU. ni bien ganó las elecciones de octubre. No es ningún secreto su dependencia servil con el imperialismo y las multinacionales.

Así se jugó a dar un golpe final con las reformas tributaria y previsional antes de fin de año.

Un rechazo rotundo

Los que probablemente el gobierno no esperaba era el rechazo rotundo que generó esa reforma: la CGT, CTA, todos los gremios y sectores inmensos de la población vieron que era tan burdo que se cortara por el hilo más débil, que se ajustara a quienes trabajaron y aportaron decenas de años de su vida y hoy ganan una miseria, a los niños y a los discapacitados.

Un gran primer round

Macri apuró para que cueste organizarse, citando la sesión parlamentaria de un día para otro. Ese fue un día histórico, logramos que se suspendiera, resistiendo por horas a la represión brutal de gendarmería que continúo aun cuando la movilización había terminado y se llevó a más de cuarenta detenidos. Ese día vimos que estando en la calle, podíamos ganar.

Un segundo round más duro

Luego de esa derrota, el Gobierno salió a prepararse mejor para la segunda batalla. Tratar de convencer de que la reforma era positiva resultaba prácticamente imposible, asi que fue a tocar al sector más fácil: los gobernadores y partidos de la “oposición”, sacando una supuesta compensación que implica un bono vergonzoso a los jubilados, discapacitados y beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo y “apretando” a los gobernadores con la plata para las provincias.

Con esta estrategia, como era de esperarse, logró ganar adeptos de esa cueva de ladrones que es el Congreso Nacional para garantizarse el quórum. Pero no logró frenar la movilización en la calle. Hasta la CGT, generando más confusión que claridad, tuvo que llamar al Paro.

El operativo terror no funcionó. Fuimos más que antes ese lunes en la Plaza, aun sabiendo que era muy probable que repriman, organizando con nuestros compañeros de trabajo cómo hacer para resistir.

Y así lo hicimos por horas, hasta que la represión fue tal que se hizo imposible permanecer ahí o en las inmediaciones.

El día no terminó ahí, la bronca acumulada nos hizo a miles volver a las calles, familias enteras en las Plazas y en la Capital de vuelta al Congreso, demostrando nuevamente que no nos íbamos a dejar doblegar por el miedo.

Grandes ayudas: votos y ausencias peronistas

Ya entrada la mañana, la cueva de ladrones dio su veredicto y, a pesar de todo eso, votó la reforma previsional. Para eso el Gobierno contó con la gran ayuda de 19 votos del peronismo y la ausencia de 10 que de haber estado y votado en contra hubiesen empatado la votación. Entre los ayudantes cobardes se encuentra el diputado Scioli, el que nos decían en 2015 que era la salida para evitar el ajuste.

La pelea continúa

Mientras se escriben estas líneas, nuevamente suenan las cacerolas y bocinazos, repudiando la votación del Congreso.

Si algo quedó claro en estos días intensos, es que ese Congreso lleno de corruptos, de democrático no tiene nada. Que vota para unos pocos, desoyendo la voluntad de la inmensa mayoría de los trabajadores y el pueblo. Por eso, no podemos confiar en ese Parlamento para ganar nuestras peleas, como nos quisieron hacer creer muchos en este año, empezando por el kichrnerismo, que todo el año llamó a parar el ajuste votando en las elecciones.

Estos días dejan grandes enseñanzas para los miles que nos movilizamos, y una de las más importantes es que la pelea está en la calle y que sólo podemos confiar en nuestras fuerzas.

La CGT una vez más no estuvo a la altura de las circunstancias, otra hubiese sido la historia si hubiese encabezado las movilizaciones y preparado un plan de lucha para ganar. Muy al contrario de eso, la CGT no fue y sacó en medio de la represión un comunicado repudiando a los violentos y no al accionar de la policía ¡No tienen vergüenza! ¡Con estos dirigentes no se puede pelear! ¡Tenemos que sacarlos!

Preparar las peleas del 2018

En lo poco que queda del año, tenemos aún batallas por dar y así ir preparando las del año que viene. Tenemos que exigir la derogación inmediata de la reforma previsional y preparar la pelea contra la laboral que es la próxima batalla.

Las conducciones que quieren realmente enfrentar el plan Macri, la CTA, la Corriente Federal, ahora la UOM, tienen que terminar con los paros testimoniales o de dejar la lucha para cuando todo “esta cocinado” y preparar un gran encuentro de delegados de todos los gremios para preparar el plan de lucha que necesitamos para derrotar a Macri y su plan. La voluntad de lucha de los trabajadores está más que demostrada, no hay excusa.

No podemos esperar a que ellos lo hagan por si solos, en cada lugar de trabajo y estudio empieza esa pelea, exigiendo asambleas, plenarios de delegados y demás, que verdaderamente respondan a la lucha que queremos dar y construir un verdadero Plan de Lucha y Paro General Activo que pare a Macri y su plan de ajuste y represión.

Plata para la deuda

Con esta reforma el Gobierno se ahorraría 100.000 millones, ¿Para qué quiere esa plata? La respuesta es muy simple, para pagar intereses de deuda externa. En el presupuesto 2018 se prevé que se pagarán 100.000 millones más de intereses de deuda que en el 2017.

Esta es la forma más gráfica de mostrar cómo opera este Robin Hood al revés que nos gobierna, que le saca a los jubilados para darle a los buitres de la deuda.