Todo el escenario político está cruzado por las idas y vueltas en el marco de la coyuntura electoral de cara a las elecciones generales del año que viene. Si bien los ataques más duros se dan en la carpa del podrido partido colorado, lo que ocurre en la oposición no deja de ser escandaloso por el nivel de capitulación política de la izquierda.
Toda la izquierda, los militantes y activistas sociales honestos anhelan derrotar en las urnas al odioso Partido Colorado, un verdadero cáncer, responsable de muchísimo daño al pueblo trabajador hace décadas. Ese deseo es justo y compartimos esa voluntad de tumbar a ese aparato corrupto y mafioso.
Pero, para avanzar hacia transformaciones profundas, estructurales, es necesaria no sólo la caída del Partido Colorado, sino de todos los partidos patronales cómplices de este sistema de explotación y opresión. Esto sólo será posible por medio de la organización y movilización de la clase trabajadora, un proceso que se desarrolle hasta transformarse en insurrección, como vimos hace poco en Ecuador o Sri Lanka y en otros procesos de enorme movilizaciones que pusieron contra las cuerdas a la burguesía.
En torno a la necesidad de derrotar al Partido Colorado surgió la Concertación y recientemente un nuevo bloque al que fue a parar parte de la izquierda. Pero, ¿Cuál es el problema de estos espacios? ¿Su programa, política, y sus alianzas?
La izquierda reformista al servicio del capital
En estos días hemos visto una vez más el oportunismo vergonzante que divide a la izquierda reformista en la búsqueda de mejores ubicaciones para seguir atornillados a sus cargos en el congreso. Unos y otros aceptan ser furgones de cola de capitalistas, algunos del bloque burgués articulado en la concertación y otros detrás del otro proyecto burgués, el de Euclides Acevedo.
Una oposición marcadamente de derecha
La concertación podría decirse que pintaba como la plataforma que reeditaría un nuevo proyecto político de frente popular, es decir, un gobierno de alianza de clases sociales: por un lado la derecha conformada por el PLRA, PPQ, PEN y, por otro lado, los partidos de izquierda reformista que conforman el Ñemongueta por una Patria Nueva.
Pero la decisión de Alegre de elegir a Soledad Núñez para la chapa en la disputa interna desgranó la concertación.
Este arco político de derecha variopinta se redujo hoy a exponentes nítidamente liberales y conservadores. En este abanico se encuentran, por un lado, el otro sector tradicional de la burguesía paraguaya, el PLRA, con todas sus variantes, siendo la más destacada la conducida por Efraín Alegre. En el mismo plano ideológico no sólo se encuentra su compañera de fórmula, la “independiente” Soledad Núñez, sino también el PPQ, PEN.
Se podría decir que Alegre, el candidato más visible de la concertación, fue coherente con su programa político de derecha en la elección de Núñez, mal que le pese a los del Frente Guasú (FG) y el resto de la izquierda reformista que lloraron no haber sido tenidos en cuenta para replicar una fórmula como la del 2008.
La izquierda reformista fiel a su actuar capitulador
Desde el FG se lamentó que Alegre haya elegido una formula conservadora que nada tiene que ver con el proyecto de gobierno que ofrece el reformismo. Sin embargo, el programa de esta izquierda no deja de ser más que una agenda liberal con énfasis en problemáticas sociales.
La izquierda paraguaya está tan descompuesta que algunos son decididamente un apéndice del PLRA como el PRF y otros que se dividen ante la decisión de Alegre de no tenerlos en cuenta para la chapa.
Tekojojá fue el primero en salir a medias de la concertación, le siguió en esa lógica Convergencia, Unidad Popular y otros. Mientras se mantienen en la concertación el PPC y PPS. El resto de la izquierda prefirió otra ala de la derecha, junto con Euclides Acevedo un mercenario de la burguesía con ínfulas fascistoides que plantea reforzar el aparato represivo del régimen y que actúa como una quinta columna del partido colorado.
Esperanza Martínez bajó su candidatura, fundamentando que lo hacía en pos de sumar al bloque de la Concertación y así no dividir y sentirse responsable de la continuidad del partido colorado en el gobierno. Este hecho cayó muy mal en el Frente Guasú, sus bases y simpatizantes se decepcionaron ante tamaña capitulación.
Si el problema era el desdén al programa del Frente Guasú, entonces Martínez debería haber peleado las internas, propagandizando su programa en oposición al resto y no bajarse a apoyar a la dupla liberal en la lógica del mal menor.
Pero la realidad es que no prima una disputa programática, sino de cargos, ésta, junto con Filizzola, prefirió asegurar su lugar en el congreso burgués, en vez de intentar convencer a las masas para pelear por su programa político reformista.
El propio Efraín Alegre remitió una nota al FG planteando que no salgan de la concertación, señalando que incluirían los puntos programáticos que la izquierda reformista considera no se contempla. Es más, Guillermo Ferreiro, presidente del PRF, otro sector profundamente oportunista de la izquierda paraguaya, partido que por cierto recogiera parte del estercolero del PMAS, interpeló al FG diciendo que es mentira la desavenencia sobre cuestiones programáticas, pues el FG no señalan con qué punto del programa difieren o qué punto plantean incorporar.
El problema es el programa reformista de la izquierda
El oportunismo político de esta izquierda es conteste a su programa político, lo que significa que no plantean un cambio verdadero de la sociedad capitalista, sino apelar a medidas que busquen “humanizar el capitalismo”, para gradualmente, en sucesivas etapas, ir avanzado pacíficamente hacia una sociedad socialista, es decir, una mirada idealista de la historia. De allí su adaptación total y completa a las instituciones burguesas.
Esta concepción de izquierda tiene sus bases en el reformismo socialdemócrata, en el stalinismo y el maoismo, cuyas expresiones de traición y capitulación se dieron en distintos modelos, como el castro-chavista por citar el más cercano.
La izquierda revolucionaria marxista apuesta a la organización y movilización de los trabajadores para la toma del poder, el desplazamiento de la burguesía de los medios de producción y la instauración de la dictadura del proletariado para el cambio revolucionario de la sociedad, para que sea la clase obrera en alianza con el campesinado -a través de sus organizaciones- la que efectivamente gobierne para la inmensa mayoría.
Para luchar contra la burguesía nacional y el imperialismo es necesario también dar la pelea contra las expresiones políticas del stalinismo y del reformismo en la izquierda, que capitulan una y otra vez al Estado burgués.
[1] Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA).
[2] Partido Patria Querida (PPQ).
[3] Partido Encuentro Nacional (PEN).
[4] Plataforma que articula a parte de la izquierda reformista.
[5] Partido de Participación Ciudadana (PPC).
[6] Partido País Sollidario (PPS).
[7] Partido Revolucionario Febrerista (PRF).
[8] Partido del Movimiento al Socialismo (PMAS)