La figura de la reelección, en principio, no es atacable por antidemocrática o dictatorial. La posibilidad de reelegir convive en regímenes políticos de dilatada trayectoria de democracia burguesa.

Asimismo, creemos que tanto por la vía de la enmienda o de la reforma constitucional es posible instituir dicha figura. Y en concreto, creemos, que por lo menos en la Constitución Nacional burguesa vigente en nuestro país, la legalidad de tal vía u otra, como mínimo, es opinable.

Nuestra posición en el actual contexto de acalorados debates y agudas polémicas, es esencialmente política. Nuestro partido está en contra de toda oportunidad de reelección de Cartes y Lugo porque encabezaron gobiernos que dejaron claro y transparente que son inservibles para el pueblo trabajador. Y, agregamos, que estamos en contra del entuerto a las apuradas que acuerdan cartistas y luguistas para acomodar la Constitución Nacional a los intereses y ambiciones particulares

Dicho esto, no consideramos que estemos ante la inminencia de una dictadura que suprima el régimen democrático burgués que como histéricos gritan los Alegre o los Marito. Estos, con Cartes y Lugo, son unos mentirosos consuetudinarios, y juntos como hermanos gobiernan para las minorías propietarias. Por lo dicho, convocamos a los sectores del pueblo trabajador a no asistir como comparsas de un carnaval armado artificialmente

Cartes y Lugo, muy distintos y a la vez muy parecidos. Ambos, desde partidos distintos, con discursos algo distintos y con diferencias en cuanto a una u otra orientación económica, en sustancia, son dañinos y perjudiciales para los intereses sociales y económicos del pueblo trabajador.

Lugo decepcionó las esperanzas de un verdadero cambio, por ejemplo remitió, entre gallo y noche buena la ley Antiterrorista que el Congreso aprobó en un santiamén y Cartes la está aplicando en este momento. Mientras uno apoyaba y promovía la APP argumentando a su favor, otro la está implementando.

Sin embargo, hay que señalar que Lugo tenía mayores afanes asistencialistas que Cartes y, en principio, tenía menos actos autoritarios y discrecionales. En este sentido, Cartes significó una vuelta completa de tuerca, en cuanto ataques económicos y, a nivel del régimen político.

Estas diferencias, aunque relevantes, no son decisivas para el tema que nos ocupa. Ambos ya probaron que no sirven para instaurar de manera sustentable mejores días para las grandes mayorías.

El pueblo trabajador de nuestro país necesita una Constituyente, pero no centrada en la reelección u otras minucias. Necesitamos una Constituyente para abordar la propiedad de la tierra, la deuda externa, la democratización total del régimen político con la revocabilidad directa de los electos. Necesitamos que el pueblo decida….destinar 7% a educación. Que el pueblo decida…derogar la Ley de la APP; y que el pueblo decida sobre los impuestos progresivos a las grandes riquezas, a los sojeros, etc…

Por ahora, lo que debería centrar la atención del movimiento del pueblo trabajador es luchar por derrotar al “nuevo rumbo”, a su «usen y abusen» y condenar a aquellos sectores que de manera vergonzosa y aviesa están abriéndole el camino.

13/12/2016