Contra la reforma de la previsión, en defensa del empleo y de la educación.

Editorial Opinião Socialista n.° 571

La reforma de la previsión de Bolsonaro es aún peor que la de Temer. Al contrario de lo que dice la campaña del gobierno y de los medios, afecta principalmente a los más pobres; 83% del billón de reales que ellos quieren sacar de los de abajo para dar a los banqueros viene del Régimen General de la Previsión, de los que ganan entre R$ 998 a R$ 5.839, que es el techo de las jubilaciones del INSS [Instituto Nacional de Seguro Social].

El presidente va a tener una jubilación de casi R$ 70.000, muy arriba del techo del INSS. No se verá afectado, como tampoco los jueces ni los diputados ni los senadores ni la cúpula de los militares, que van a quedar por fuera de la reforma y todavía van a ganar un enorme aumento.

Antes de la elección, Bolsonaro llegó a decir que la edad mínima de 65 años era “falta de humanidad”, que los problemas de las cuentas públicas no tenían nada que ver con la previsión y que jamás actuaría para llevar miseria a los jubilados. Ahora, dijo que se equivocó cuando afirmó eso. La verdad es que este gobierno es de los banqueros y, ahora, quiere sacarle un billón de reales a los pobres para darle a los ricos. El resto es fake news.

Como la reforma es impopular, los capitalistas, los banqueros y los verdaderos privilegiados mienten y dicen que, en caso de que no sea aprobada, el país quiebra y los jubilados van a aquedar sin cobrar. Ya con la reforma, va a haber crecimiento y millones de empleos. Decían lo mismo con la reforma laboral, ¿recuerda? La verdad es que, en caso de que la reforma sea aprobada, el país va a quedar aún más pobre y vamos a trabajar hasta morir.

Incluso con esa propaganda masiva, no consiguen convencer a la mayoría de los trabajadores de que la reforma es justa y necesaria. El trabajador no es bobo, sabe hacer cuentas y, cando es informado sobre qué es la reforma, sabe que debe derrotarla. Es por eso que la huelga general del 14J va a parar el Brasil.

Defender a Bolsonaro, las reformas y la dictadura no es defender el Brasil

La economía brasileña continúa en el fondo del pozo, y el desempleo en las alturas. La crisis también divide a los de arriba, que están unidos cuando el asunto es atacar los de abajo y hacer la reforma de la previsión, pero entre ellos la conversación es la de siempre: “lo mío primero”. Eso también da un rompecabezas político y una pelea en las alturas. A todo eso, nuestra movilización y la huelga general pueden derrotarlos.

El gobierno Bolsonaro vivió un infierno astral hace poco tiempo. Avanzaron las investigaciones contra su hijo y el asesor Fabrício Queiroz, la crisis se profundizó y la popularidad cayó, tanto que ya no es aprobado por la mayoría. Para completar, las manifestaciones de masas del 15M le “movieron el piso”.

Para intentar estancar el ritmo de caída de su popularidad, que podría dar en el “Fuera Bolsonaro-Mourão”, el gobierno resolvió llamar a una manifestación, originalmente desplazando para el Congreso y el Supremo Tribunal Federal (STF) la responsabilidad por la crisis y pidiendo implícitamente poderes dictatoriales. Eso quebró a la propia derecha que lo apoyó en la elección. Con el avance de la convocatoria, fueron bajando el tono y cambiando las reivindicaciones hacia “apoyo a la reforma de la previsión”, al “paquete de Moro” y “contra el Centrão” [agrupamiento de partidos de centro].

Las manifestaciones del día 26 de mayo, aun cuando no hayan sido un fiasco total, fueron mucho menores que las del 15M. Fue mayor que las del “bolsonarismo raíz” pero mucho menor que lo que reunía Bolsonaro antes de las elecciones. Reflejó, en realidad, lo que indican las pesquisas. Bolsonaro ya no tiene el apoyo de la mayoría, pero todavía no está deshecho. Los actos del 26 de mayo no cambiaron grandes cosas, solo mostraron que el gobierno todavía no llegó a la ingobernabilidad. De cualquier forma, en ritmo mayor o menor, su popularidad va cayendo.

Luego hablaron de un pacto entre el Ejecutivo, el Legislativo y el STF para aprobar la reforma de la previsión, entregar las estatales, y otros ataques a los trabajadores y a la soberanía del país, pero es improbable que consigan un pacto que acabe con la crisis entre ellos. Pero ellos todos, tanto el ala pro-dictadura como la que defiende la democracia de los ricos, defienden la reforma, porque todos representan a los banqueros y a los grandes empresarios.

El general Augusto Heleno, jefe del Gabinete de Seguridad Institucional (GSI), defendió la manifestación del 26 de mayo diciendo que era verde-amarilla, en defensa del Brasil, por eso, debería ser escuchada. El 15 de mayo no debió ser escuchado porque no era verde-amarilla y no representaría al Brasil. Ora, el gobierno del general Heleno, de Bolsonaro y Guedes, es uno de los más antinacionales de toda la historia del Brasil. Un gobierno que entrega la Embraer a la Boeing a cambio de nada y tira afuera toda la tecnología que el país domina, que quiere entregar para el capital internacional la mayoría de las refinerías de la Petrobras, la Amazonia y el subsuelo al capital extranjero no defiende el Brasil. Representa a una minoría que flirtea con dictadura, autoritarismo y tortura y bate continencia para la bandera de los Estados Unidos. De nacionalismo no tiene nada.

Los trabajadores, el pueblo pobre, los estudiantes, los profesores van a defender las jubilaciones, el empleo, la educación y la soberanía del país contra este gobierno. Es preciso derrotar el plan económico de Bolsonaro-Guedes-Mourão.

Publicado en www.pstu.org.br

Traducción: Natalia Estrada.