Una breve historia de la organización internacional de la juventud socialista. En artículo de Dainis Karepovs[1], basado en los estudios de Richard Cornell, Victor Privalov y otros, se apunta que aún en el siglo XIX surgió la primera organización de juventud socialista en Bélgica. El autor señala también el hecho de que organizaciones políticas de juventud surgieron conjuntamente con el movimiento socialista. Hasta entonces, lo que existía eran organizaciones de otro carácter, como organizaciones de boy scouts y religiosas.

Por: Júlio Anselmo, para Teoria&Revolução

De acuerdo con el historiador George Haupt, en su libro sobre la II Internacional[2], en 1900, en el Congreso de París, ya tenemos articulaciones que procuraban ligar el movimiento de juventud con la II Internacional, pero que tuvieron poco éxito.

En el Congreso de Ámsterdam de la II Internacional, en 1904, se convoca una conferencia de representantes de las organizaciones juveniles socialistas. Pero fue recién con la Conferencia de la Unión de Jóvenes trabajadores alemanes en 1906 que se lanzaron las bases para la creación de un órgano internacional con el objetivo de establecer contactos entre las diferentes organizaciones de juventud socialistas.

Se instauró, entonces, una especie de bureau provisorio internacional que contó con la participación de Karl Liebknecht y que tenía imprenta propia. En Stuttgart, en 1907, se realizó la primera conferencia internacional, organizada por ese bureau provisorio, que creó la Federación Internacional de la Juventud Socialista, formado por un bureau y un secretariado internacional permanente. De 1909 hasta 1915, esta internacional de juventud buscó, sin éxito, el ingreso en la dirección de la II Internacional, a pesar de que ya funcionaba como parte integrante de esta organización.

Luego del estallido de la Primera Guerra, la II Internacional se dividió y esto se reflejó en la Internacional de Juventud. Como se sabe, la II Internacional se dividió entre los llamados social-chovinistas, que apoyaban a sus burguesías nacionales en la guerra, y los revolucionarios como Lenin, que estaban contra la guerra y defendían transformarla en guerra revolucionaria contra la burguesía. Se dividió, además, en un ala centrista que estaba contra la guerra, no obstante se basaba más en un pacifismo infantil que en una comprensión de clase y, por lo tanto, oscilaba entre las posiciones de las alas chovinista y revolucionaria, además de no tener acuerdo en transformar la guerra entre potencias capitalistas en una guerra revolucionaria. En ese contexto, la Internacional de la juventud socialista, dirigida por Munzenberg, se aproximó a la Conferencia de Zimmerwald, ala que organizó la tendencia revolucionaria. A partir de 1915 editan el periódico “La Internacional de Juventud” a la cual Lenin se refiere en su texto de 1916, que citamos más adelante. En este período, Karepovs constata que la Internacional de Juventud es casi independiente, con actividades y políticas propias, a juzgar por toda la diferencia política con la dirección de la II Internacional y la constante agitación antiguerra.

Finalmente, a partir del impacto de la Revolución Rusa de 1917, entre 1918 y 1919 la Internacional de la Juventud Socialista adhiere a la construcción de la III Internacional y pasa a llamarse Internacional de la Juventud Comunista. Solamente en 1921 y 1923 se recrea una internacional de juventud socialdemócrata, con un programa reformista.

Subordinación política e independencia organizativa

En los cuatro primeros Congresos de la III Internacional, antes del ascenso del estalinismo, hay una serie de resoluciones sobre la relación entre los marxistas revolucionarios y el movimiento de juventud. En la “Resolución sobre la Internacional Comunista y el Movimiento de la Juventud Comunista” de 1921 están planteadas las razones del surgimiento del movimiento de juventud y lo que justifica su existencia:

“El movimiento de la juventud socialista nació bajo la presión de la explotación capitalista de la juventud trabajadora y del sistema ilimitado del militarismo burgués. Nació como reacción a las tentativas de envenenamiento de la juventud trabajadora por las ideas burguesas nacionalistas y contra la negligencia y el olvido por el cual se tornaron culpables el partido socialdemócrata y los sindicatos en la mayoría de los países frente a las exigencias económicas, políticas y espirituales de la juventud.

En casi todos los países, las organizaciones de la juventud socialista fueron creadas sin la participación de los partidos socialdemócratas y los sindicatos, que se hicieron cada vez más oportunistas y reformistas, y en algunos países esas organizaciones se formaron incluso contra la voluntad de esos partidos y sindicatos. Estos vieron como un gran peligro la aparición de las juventudes socialistas revolucionarias independientes e intentaron reprimir ese movimiento cambiándole el carácter e imponiéndoles su política, ejerciendo sobre él una tutela burocrática e intentando privarlo de su independencia”[4].

Mientras tanto, Lenin también critica políticamente la organización, debido a sus inconsistencias teóricas: “Por supuesto, el órgano de prensa juvenil carece todavía de claridad teórica y firmeza. Tal vez nunca lo consiga, precisamente porque es el órgano de una juventud inquieta, turbulenta, inquisidora. Sin embargo, nuestra actitud frente a la falta de claridad teórica de tales personas, debe ser totalmente diferente de lo que es y debe ser nuestra actitud frente al embrollo teórico mental y la falta de consecuencia revolucionaria en los corazones de nuestros “partidarios del CO”, los “socialistas revolucionarios”, tolstoianos, anarquistas, kautskianos europeos (“centro”), etc. Una cosa son los adultos que pretenden guiar y enseñar al proletariado, pero en realidad lo confunden; contra tales personas es necesario una lucha implacable. Otra cosa completamente distinta son las organizaciones de juventud, que declaran abiertamente que aún están aprendiendo, que su tarea fundamental es formar trabajadores del partido para los partidos socialistas. A esta gente tenemos que ayudarla por todos los medios. Debemos ser pacientes con sus errores y esforzarnos por corregirlos gradualmente, sobre todo con la persuasión y no luchando contra ellos”[5].

En otro pasaje del mismo texto, Lenin explica el porqué de defender la independencia organizativa de la juventud revolucionaria y socialista: “Las generaciones maduras y viejas no saben, frecuentemente, como dirigirse a la juventud, pues la juventud, necesariamente, llegará al socialismo de un modo diferente, por otros caminos, con otras formas, en otras circunstancias que sus padres. Por lo tanto, debemos apoyar decididamente la independencia organizativa de la Liga de la Juventud, no solo porque los oportunistas temen esa independencia sino por la esencia misma del asunto. Porque, sin una total independencia, la juventud no podrá formar buenos socialistas entre ella ni prepararse para llevar adelante el socialismo. Estamos por la completa independencia de las Ligas de juventud; ¡pero también por la plena libertad de crítica, con espíritu de camaradería, de sus errores! No debemos adular a la juventud. (…) Repetimos, estos errores [de la Liga de juventud] deben ser refutados y explicados. Al mismo tiempo debemos realizar toda clase de esfuerzos para encontrar puntos de contacto y establecer relaciones más estrechas con las organizaciones de juventud, y ayudarlas por todos los medios posibles, pero debemos encontrar las formas apropiadas de dirigirnos a ellas”[6].

Por formas apropiadas, Lenin quiere decir independencia organizativa y subordinación política al programa marxista revolucionario, por medio del convencimiento firme y paciente. Es exactamente esa línea general la que, posteriormente, será adoptada por la III Internacional, como podemos ver en este fragmento de la resolución del Tercer Congreso: “Las relaciones entre las juventudes y los Partidos Comunistas difieren radicalmente de aquellas que existen entre las organizaciones de la juventud revolucionaria y los partidos socialdemócratas. La mayor uniformidad y la centralización más estricta son necesarias en la lucha común por la realización rápida de la revolución proletaria. La dirección política no puede pertenecer sino a la Internacional. Es deber de las organizaciones de la juventud comunista subordinarse a esta dirección política, al programa, a la táctica y a las directrices, e incorporarse al frente revolucionario común. Dados los diferentes niveles de desarrollo revolucionario de los Partidos Comunistas, es necesario que en casos excepcionales la aplicación de ese principio esté subordinada a una decisión especial del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista y de la Internacional de la Juventud, tomando en cuenta las condiciones particulares. Las juventudes comunistas, que comenzaron a organizar sus filas según las reglas de la centralización más estricta, deberán someterse a la disciplina de hierro de la Internacional Comunista. Las juventudes deben ocuparse de todas las cuestiones políticas y tácticas en las organizaciones, deben tomar posición y, en el interior de los Partidos Comunistas de su país, deben siempre actuar no contra esos partidos sino en el sentido de las decisiones tomadas por ellos. En caso de graves disensos entre los Partidos Comunistas y las juventudes, ellas deben hacer valer su derecho de apelación al Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista. El abandono de su independencia política no significa la renuncia total de su independencia orgánica, que es preciso conservar por razones de educación”[7].

La subordinación política significa no permitir la existencia de dos partidos distintos. O sea, la juventud revolucionaria no es un partido aparte. Las organizaciones de juventud revolucionaria fueron evolucionando políticamente hasta integrarse por completo a la organización marxista revolucionaria. Lenin defiende la independencia organizativa en relación con el partido por las características de la juventud como sector social. Eso es así porque la principal tarea de la juventud es educarse en el marxismo revolucionario para formar buenos revolucionarios y, para tal, la independencia organizativa es una herramienta. Además, es claro, del hecho pregonado por Lenin de que la juventud llegará al socialismo de forma diferente de sus padres, en función no solo de las diferencias generacionales sino, principalmente, en función de su inserción social.

Es por ese motivo que Krupskaya, en un texto de 1917 llamado “Como debe organizarse la juventud obrera”, plantea que: “La juventud obrera necesita, además de conocimientos, saber organizarse. Las uniones independientes de la juventud obrera son el mejor medio para adquirir hábitos de organización. Por eso, todos los círculos de autocapacitación, clubes, salas de lectura, etc., incluyendo la propia organización, deben basarse en la autogestión y estimular la iniciativa. La juventud obrera debe ser consciente y tener hábitos de organización para poder cumplir con honra las grandes tareas que los acontecimientos mundiales plantean”[8].

Es importante resaltar que la independencia organizativa será mayor o menor a depender de las circunstancias concretas. Por ejemplo, cuando la organización de la juventud socialista estaba rompiendo con la II Internacional reformista, la independencia organizativa casi total cumplía un papel progresivo. Pero ya en los marcos de la III Internacional esta independencia fue más limitada. “Una de las tareas más urgentes y más importantes de la juventud es desembarazarse de todos los resquicios de la idea de su papel político dirigente, remanente del período de absoluta autonomía. La prensa y todo el aparato de la juventud deben ser utilizados para impregnar a los jóvenes comunistas del sentimiento y de la conciencia de que ellos son los soldados y los miembros responsables de un único Partido Comunista. Las organizaciones de la juventud comunista deben dedicar atención y tiempo a ese trabajo que ellos comenzaron, gracias a la conquista de grupos cada vez más numerosos de jóvenes obreros, y transformarlo en movimiento de masas”[9].

Discutidos esos elementos, es necesario tener claro al servicio de qué debe estar la lucha de la juventud revolucionaria, ya que cualquier debate sobre formas organizativas pierde todo sentido si no se sabe a servicio de cuál finalidad se organiza. Por ejemplo, ¿cuál es el sentido de ligarse a una organización de juventud de una Internacional dirigida por trabajadores? ¿Significa esto negar las pautas y reivindicaciones específicas de la juventud?

Las tareas de la juventud revolucionaria

Lenin, en 1903, en el proyecto de resolución sobre la actitud del partido ante los estudiantes para el Segundo Congreso del POSDR, ya había formulado la relación que los bolcheviques deben establecer con la organización de juventud: “El Congreso saluda la creciente iniciativa revolucionaria que se manifiesta entre los jóvenes estudiantes y exhorta a todas las organizaciones del partido a prestarles la mayor colaboración posible en sus esfuerzos por organizarse”[10].

Y en ese mismo documento planteaba, en síntesis, las tareas para la juventud revolucionaria: “1) coloquen en el plano principal de sus actividades la tarea de forjar entre sus miembros una concepción de mundo integral y consecuentemente revolucionaria, que por una parte les haga conocer a fondo el marxismo y por otra el populismo ruso y el oportunismo europeo-occidental, que son las dos tendencias fundamentales entre las corrientes avanzadas que hoy se debaten; 2) pónganse en guardia contra los falsos amigos de la juventud, que tratan de apartarla de la educación revolucionaria seria mediante una vacía fraseología revolucionaria o idealista, con lamentaciones filisteas acerca del daño que causan, y que son innecesarias, las polémicas agudas entre las corrientes revolucionarias y los movimientos de oposición; en realidad estos falsos amigos solo difunden la falta de principios y de seriedad ante el trabajo revolucionario; 3) busquen antes que nada, al pasar a las actividades prácticas, establecer vínculos con las organizaciones socialdemócratas*, para aprovechar sus indicaciones y evitar, en lo posible, errores graves al iniciar su trabajo”[11].

Agitación y propaganda revolucionaria entre la juventud

Lenin plantea la importancia de los temas democráticos, polemiza con todos los que son contrarios a, por ejemplo, no actuar en la lucha estudiantil por cuenta de eso. En el ¿Qué hacer? afirma que: “De los prácticos socialdemócratas, nosotros debemos formar los dirigentes políticos que sepan dirigir todas las manifestaciones de esa lucha en los más variados aspectos, que sepan en el momento necesario “dictar un programa de acción positiva a los estudiantes en agitación, a los zemstvos descontentos, a los miembros de sectas indignados, a los profesores perjudicados, etc., etc.”[12].

Mientras tanto, él no limita la agitación y propaganda entre los estudiantes a las consignas democráticas o exclusivamente estudiantiles. Para los bolcheviques, la estrategia era poner el movimiento estudiantil al servicio del movimiento obrero, por ese motivo la agitación y propaganda no podría tener otro sentido que no fuese este: “envalentonamos a los estudiantes que comenzaban a comprender la necesidad de la lucha política y la emprendieron y, al mismo tiempo, fustigamos la “inteligencia extrema” de los partidarios del movimiento “exclusivamente estudiantil”, que exhortaban a los estudiantes a no participar de las manifestaciones callejeras”[13].

Ora, cada lucha concreta precisa ser analizada para, a partir de ahí, llegar a la conclusión sobre cuál es el contenido de la agitación y propaganda. En el texto “El movimiento estudiantil y la situación política actual” vemos cómo Lenin trata esta cuestión: “son posibles condiciones en las cuales el movimiento académico se haga pequeño o desmembre el movimiento político o lo desvíe de él. En estos casos, los grupos socialdemócratas* de estudiantes estarían obligados, como es natural, a concentrar su agitación contra tal movimiento. Sin embargo, todo el mundo ve que las condiciones políticas objetivas del momento son distintas: el movimiento académico es una expresión del comienzo del movimiento del nuevo “cocimiento” de jóvenes estudiantes, acostumbrados ya más o menos a una autonomía raquítica. Este movimiento se inicia cuando no existen otras formas de lucha de masas en medio de una calma que permite a las multitudes seguir difiriendo –todavía en silencio, absortas y paradas– las experiencias de tres años de revolución”[14].

En síntesis, para los bolcheviques, un programa para la juventud revolucionaria, en el sentido de que es el programa que da contenido a la agitación y propaganda, no puede ser diferente o ajeno al programa general del proletariado revolucionario. La agitación y propaganda entre la juventud no se resume a una política estudiantil, sino sí a la ligazón de esta lucha de la juventud y de los estudiantes a la lucha del proletariado, la sumisión de las pautas estudiantiles al programa obrero revolucionario. Al final, solo existe un programa revolucionario y el programa de la juventud es una parte de este.

Notas

[¹] KAREPOVS, Dainis. A nação e a juventude comunista do Brasil. En: Simposio Nacional de Historia – ANPUH, XXVI, São Paulo, 2011.

[²] HAUPT, Georges. La II Internazionale. La Nuova Italia, Firenze, 1973.

[³] Actas y resoluciones de los cuatro primeros congresos de la III Internacional.

[⁴] LENIN, Vladimir Ilitch. Obras Completas, tomo 24. Madrid: Akal, 1977.

[⁵] LENIN, Vladimir Ilitch. Obras Completas, tomo 24. Madrid: Akal, 1977.

[⁶] LENIN, Vladimir Ilitch. Obras Completas, tomo 24. Madrid: Akal, 1977.

[⁷] Actas y resoluciones de los cuatro primeros congresos de la III Internacional.

[⁸] KRUPSKAYA, Nadezdha. Como debe organizarse la juventud obrera. Lima: La Semilla, no. 25. Disponible en: https://www.marxists.org/espanol/krupskaya/1917/junio20.htm

[⁹] Actas y resoluciones de los cuatro primeros congresos de la III Internacional.

[10] LENIN, Vladimir Ilitch. Obras Completas, tomo 6. Madrid: Akal, 1976.

[¹¹] LENIN, Vladimir Ilitch. Obras Completas, tomo 6. Madrid: Akal, 1976.

[¹²] LENIN, Vladimir Ilich. Que fazer? São Paulo: Hucitec, 1978.

[¹³] LENIN, Vladimir Ilich. Que fazer? São Paulo: Hucitec, 1978.

[¹⁴] LENIN, Vladimir Ilitch. Obras Escogidas, tomo 3. Moscú: Progreso, 1973.

*Antes de 1914 todos los marxistas se llamaban socialdemócratas. Entonces, cuando Lenin se refiere a la organización socialdemócrata en estos textos, se refiere a la organización marxista revolucionaria. La escisión se da alrededor del estallido de la guerra imperialista, cuando la II Internacional rmpe con el internacionalismo proletario y es dominada por sectores chobinisyas, reformistas y centristas. A partir de ahí, el término socialdemócrata fue igualado al término reformista. Y los bolcheviques se llamaron comunistas.

Artículo publicado originalmente en Teoria&Revolução, sección Juventud, 23/10/2017. Disponible en: http://teoriaerevolucao.pstu.org.br/

Traducción: Natalia Estrada.