La caravana del 22 de junio pasado se ha constituido en el hecho político más significativo de nuestra clase en lo que va del año.
La movilización resultó en un rotundo éxito y no sólo por la masividad y el alcance a nivel nacional, sino por el claro mensaje de las centrales obreras hacia la política de profundización neoliberal del gobierno, como así también por las repercusión que esta tuvo en los grandes medios a pesar de su obsecuencia al poder de turno, y por la reacción del mismo gobierno que acusó el golpazo llamando a una reunión el Vicepresidente al día siguiente para intentar prevenir lo antes posible una oleada de protestas que sacuda aún más la caldera.

Esta movilización será un punto de inflexión como reacción de la clase trabajadora en su conjunto que debe apuntar a la recuperación orgánica de funcionamiento de los sindicatos y su saneamiento para seguir avanzando en la recuperación de conquistas arrebatadas y la mantención de las que procuran despojarnos.

*El gran acierto de la dirección*

Hay que decir que la multitudinaria movilización sobrepasó las expectativas de las direcciones sindicales que se pusieron a la cabeza y que el gran éxito de la acción del lunes pasado se debió al acierto de abrir el arco de reivindicaciones a temas que exceden a la agenda sindical, hoy concentrada en el rechazo al proyecto de la reforma estatal, haciéndose extensiva las demandas del pueblo trabajador en general con relación a los despidos y suspensiones, la falta de insumos médicos necesarios, los miserables programas de ayudas sociales del gobierno y ante todo ello la desvergonzada corrupción e impunidad del gobierno en las licitaciones y compras directas.

*Perspectivas*

El hartazgo del pueblo fue canalizado por esta gran movilización, cuyo crecimiento y progresividad se dará a condición de mantener una agenda amplia que involucre a todos los sectores de la clase trabajadora para ir fortaleciendo un espacio de lucha que a su vez necesita ser cuidado y prevenido de las negociaciones sectoriales de ciertos dirigentes que componen la burocracia sindical y que se han caracterizado por la traición a las luchas en que han intervenido.

Un nuevo momento se ha abierto, dependerá ahora de la claridad política de la vanguardia sindical y social para hacerla avanzar y colocar contra las cuerdas al gobierno ante sus nefastos proyectos y medidas antipopulares.