Es increíble el grado de invisibilidad en la que pervive una dictadura tan extendida como cotidiana.

Es como si nadie la viera aunque no son miles sino millones las víctimas y unos pocos miles los grandes  beneficiados.

Nos estamos refiriendo a la dictadura que imponen las patronales de empresas de cualquier porte contra la clase obrera que no puede ejercer su derecho a la libertad de organización en sindicatos.

Se habla de dictadura porque es la denominación que más le cabe. Estamos ante una acción sistemática de las patronales que se caracteriza por ser: arbitraria, ilegal, discrecional, sin contrapesos institucionales dentro del régimen democrático-burgués y en un marco de desinformación e impunidad.

No estamos ante un problema personal sino ante una política y una práctica de una clase social.

En efecto, ante el menor atisbo de organización de los trabajadores se da una ilegal, arbitraria y feroz persecución patronal que se concreta con el despido inmediato de los que aparecen como líderes de la iniciativa y de todos los que mostraron alguna simpatía con ejercer su derecho.

La clase obrera, y los asalariados en general, sufren una proscripción real en su derecho a la organización sindical. Y la opresión es aún mayor tanto más obrera es la composición de la empresa o lugar de trabajo.

No estamos ante una exigencia extremista, de carácter socialista o fuera de la ley, sino ante un Derecho Humano básico como es el derecho a la organización sindical: un derecho consagrado en la Constitución Nacional y en Convenios Internacionales que tienen fuerza de ley que está siendo violado sistemática e impunemente. Es decir, estamos ante un reclamo democrático básico.

¿Por qué las patronales aterrorizan, amenazan y luego reprimen contra el ejercicio de un derecho democrático-burgués tan elemental?

Las patronales quieren la mayor ganancia y en el menor tiempo posible y esa finalidad determina todo. Ese axioma coloca a las patronales en franca guerra contra el derecho a la organización sindical y apelan para eso a una política de tierra arrasada. Las patronales saben que la organización de los trabajadores va contra su discrecionalidad y afectará negativamente su tasa de ganancias.

La organización de la clase obrera además pondrá freno a los atropellos en las condiciones de trabajo, en las horas de trabajo, en el tipo y monto de pagos, en las violaciones de todo tipo por parte de las patronales. Y eso es lo que buscan evitar y por eso arremeten con todo violando todo a su paso.

¿Pero cómo es posible tan flagrante violación de un derecho humano tan básico como es la libertad de organización en sindicatos?   

En primer lugar, por el afán de lucro de las patronales como se mencionó más arriba. Es un hecho de que a mayor desorganización de la clase trabajadora habrá mayor explotación y opresión y por lo tanto, mayor será la tasa de ganancia de la clase propietaria.

Los medios de comunicación en manos de grandes carteles empresariales colaboran entusiastas al fomentar la indiferencia o la desinformación sobre esta violenta dictadura patronal. Como los medios de comunicación tienen intereses comunes con cualquier patronal tienen una vereda definida de antemano.

En segundo lugar existe una complicidad de todo el aparato estatal que se mueve al servicio de las patronales, empezando por el Ministerio del Trabajo. Estamos hablando de todo el aparato estatal, sea el Ministerio del Trabajo, la Fiscalía-Policía para amedrentar y criminalizar, y los corruptos jueces que venden sus fallos y sentencias de manera vil y servil. .

Y finalmente, la corrupción y la traición de importantes centrales sindicales cuyos dirigentes hacen de la venta de los derechos obreros un negocio particular.

Llama la atención, por ejemplo, que ni para las entidades de DD.HH ésta flagrante violación es una situación que deba ser denunciada o revertida tomando en cuenta la nula atención brindada a la misma.

En la actualidad se respira una algarabía en amplios sectores del pueblo trabajador por la seguidilla de imputaciones y juicios contra conocidos corruptos políticos que aparentaban intocables otrora.

¿Cómo no alegrarse ante el apresamiento de los Díaz Verón, González Daher, o del llanto impotente de Víctor Bogado por el inicio de su juicio oral?

Pero existe una corrupción socio-política que opaca y/o invisibiliza lo más sagrado y estructural en las personas como es su trabajo y de poder ejercer el derecho a la organización sindical para mejorar sus condiciones de vida mejorando sus condiciones de trabajo.

Es urgente denunciar la dictadura patronal, que se llena la boca de democracia, de transparencia, de Estado de Derecho, pero que de un modo sistemático viola derechos elementales sometiendo a una infame dictadura a la clase obrera y a los trabajadores en general.

Se debe sacudir con acciones contundentes del movimiento del pueblo trabajador al aparato estatal para que los corruptos, cómplices y encubridores de las patronales paguen por sus delitos y para que se pongan a proteger y promover el ejercicio del derecho a la organización sindical de la clase obrera.

Es urgente, organizar, recomponer y reorganizar al movimiento obrero en su conjunto, porque sin clase obrera y trabajadora organizada no habrá mejora alguna. Sin dirigentes renovados y leales a la clase no habrá mejores días para la clase trabajadora.

Sin la clase obrera organizada y movilizada no habrá mejores días para el pueblo en su conjunto. Es una necesidad histórica y política de vital importancia para pensar seriamente en mejores condiciones de vida para las grandes mayorías.

“La emancipación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos o no será” como afirman con gran acierto Marx y Engels marcando con claridad la perspectiva y la estrategia a seguir.

Es urgente emprender con tesón y fortaleza la tarea de organizar, fortalecer y movilizar a la clase obrera y trabajadora, con la convicción que sólo la lucha cambia la vida, como está quedando claro con las conquistas cívico-políticas que sectores del pueblo están consiguiendo actualmente.